Durante nuestros días en la playa, hay una cosa que pude hacer a ratitos con los Trastos (juntos unos días, por separado otros): recoger conchas. Hemos traído una bolsa llena de ellas. Las hay grandes, muy grandes, normales, pequeñas, minúsculas… Vamos, que hay de todo tipo y, por supuesto, color. Es una actividad que a los niños les encanta, al menos a los míos.
Tuve la precaución de llevarme una malla o red que venía con no sé qué juguete y que tenía guardada (sí, lo sé, creo que tengo un leve síndrome de Diógenes ). De esta manera, la arena, una vez seca, cae al suelo y no a la bolsa donde vamos guardando las conchas. Esto no quita para, una vez de vuelta al nido, las lavemos un poco para quitarles posibles restos de arena. Yo esto lo hice en mi pueblo, así que, al volver a casa, ya las tenía listas para usar .
¿Y qué se me ocurrió esta vez? Pues como me encantan las fotografías, decidí no irme de la playa sin una foto de mis tres Trastos en la orilla del mar. Y, una vez conseguida tamaña empresa (hicieron falta unas 20 fotos para obtener una decente, ¡benditas cámaras digitales!), imprimirla y ponerla en un marco bonito. Y ahí entran las conchas. Se me ocurrió comprar un marco de madera, de los que venden sin tratar para que tú los barnices o los pintes, y en vez de hacer esto, pegarle las conchas. Bueno, la verdad es que esto se me ocurrió después del primer día recogiendo conchas, de ahí que las buscara de varios tamaños.
Al llegar aquí, no hubo manera de encontrar el marco que quería. Todos estaban listos para ponerles foto. Lo más que llegué a encontrar sin tratar fueron cajitas de madera. Sí, ya sé que a las cajitas también se les podrían haber puesto las conchas (mira, para hacer una cajita de recuerdos, por ejemplo ), pero yo quería un marco para mi foto. Así que compré uno que no tuviera mucho relieve.
Mi primer impulso fue darles con un pincel un poco de cola blanca a la parte de la concha que fuera a pegar en el marco. Pero fue un desastre total que, lejos de terminar con la concha pegada, acabó con mis dedos embadurnados de cola. Como digo, un desastre. Así que lo hice de otra manera. Eché un poco de la cola en un recipiente y, con un pincel, la extendí por todo el marco y después fui colocando las conchas una a una cubriendo como mejor pude la superficie. Para aprovechar alguna de las conchas más pequeñas, las pegué sobre otras más grandes, como se puede apreciar en la fotografía principal de esta entrada.
Luego sólo quedó imprimir la foto elegida en papel y colocarla en un sitio bien visible, en mi caso, del salón. Y ahí sigue, para gozo de los Trastos y mío propio. No ha nada que mejor le venga a un marco con conchas que una foto en la playa.
CONTRAS:
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Encontrar el marco adecuado es, sin duda para mí, lo peor de esta manualidad. Quizás tengáis suerte y deis con el marco que iba buscando yo. Pero si no, no desesperéis. Ya habéis visto que con otro de madera se puede igualmente. Si es de plástico, no estoy yo muy segura de que las conchas se peguen bien con la cola blanca. Pero todo es cuestión de probar.
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He usado cola blanca en lugar de silicona por dos razones básicamente. Una es que no soy muy mañosa aún con la pistola. Y la segunda es que, debido a la primera, aún se me quedan hilos de silicona cuando trabajo con ella. Como no quería guarrear el marco, decidí optar con la cola blanca y he de decir que me fue muy bien.
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Recoger las conchas. Ya he dicho que a los niños les encanta, pero yo acabé un poco harte de agacharme tanto. Claro que, bien pensado, puede ser que me trajera demasiadas conchas, jejeje…
PROS:
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Yo compré un marco de madera, pero mi cuñada optó por coger la tapa de una caja de zapatos, recortar un rectángulo en el medio (con lo que quedaría una especie de ventana), pegarle las conchas por delante y la foto por detrás. Le ha quedado genial. Aunque no sé si aguantaría mucho tiempo colgado en la pared…
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Si vuestros hijos son pacientes o algo más mayores, podéis hacer esta actividad con ellos. Les va a encantar. Yo hubiera podido hacerla con el Mayor (al Mediano aún le quedan un par de años para centrarse en una actividad así).
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Las fotos que tengo en los portarretratos de casa están impresas en papel. No hay que gastarse más dinero para imprimirlas en papel de fotografía. Como va a ir detrás de un cristal, si no se os descuelga la impresora aclarando u oscureciendo la foto original, os puedo asegurar que no se nota la diferencia.
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Como la foto se puede imprimir en casa y las conchas se recogen en la playa, lo único que tenéis que comprar es el marco. Si optáis por la tapa de la caja de zapatos, ni eso. Así que conseguís por poco esfuerzo un DIY (como se dice ahora ) muy barato, o gratis, con poco esfuerzo.
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Si no vais a pegar las conchas con vuestros hijos, sino que preferís hacerlo solas, entonces podéis hacerlo hasta viendo la tele.
Así que si vais este verano a la playa, no dejéis pasar la oportunidad. Buscad conchas y haced el marco. Es fácil y divertido. Y la foto queda genial.