No hace mucho tiempo os hablaba de mi preocupación ante las preguntas de mi hijo acerca de los hermanos. Muchos de sus amiguitos tienen hermanos, mayores o menores, los ve a la salida del colegio, los ve en el parque. A los más pequeñines los respeta y se da cuenta de que entre todos deben cuidarlos.
Siempre he sabido que mi hijo sería un gran hermano mayor, tiene un corazón que no le cabe en el pecho, un gran afán de protección, y además es un sentimental, rebosa amor por sus cuatro costados.
Los hermanos, a día de hoy, es algo que no va a poder ser pero aún no hemos hablado de ese tema con claridad, ya que él no hace preguntas directas tipo "¿cuándo tendré un hermano?". Y a los niños es mejor contestar exactamente aquello que preguntan, dar más información de la que piden puede llegar a confundirles o incluso preocuparles.
Pero mi niño de tonto no tiene un pelo, es muy perceptivo y sensible y yo sé que él se da cuenta de más cosas de las que parece.
Ayer tarde comenta en casa:
- Mamá, cuando sea más mayor seré un hermano.
No le dije nada. No era una pregunta, era una afirmación. Sabía que su cabecita daba vueltas a esta idea, pero quería saber por dónde saldría. Quería que pensara por sí mismo.
No me equivocaba, al cabo de un par de horas volvió con el tema:
- Mamá, cuando sea más mayor, cuando tenga 7 ú 8 años, seré un hermano,....., el hermano de La Prima. Seremos primos y también hermanos, y yo cuidaré de ella.
- Pero cariño, ¡¡vosotros ya sois primos-hermanos!!, no te hace falta ser mayor, tu ya cuidas de tu prima porque la quieres mucho, y ella a ti.
Su carita se iluminó, está deseando verla esta tarde para darla un buen achuchón.
La lógica de los niños es increíble. Su cabecita ha buscado una alternativa al hecho de tener un hermano en casa. Él ha buscado una solución que le resulta satisfactoria. Me maravilla como funciona la mente infantil.
Bravo por mi niño, ¡¡los niños son sabios!!, ¿quién puede negarlo?.