En estos días D. Jesús Neira ha vuelto a ser noticia. Hace algún tiempo, no sé exactamente cuánto, este profesor universitario estuvo ingresado por una paliza que le había propinado un individuo, cuando el señor Neira intentó socorrer a la novia del agresor que, a la sazón, también la estaba maltratando (poned todos los "supuesto"/ "supuestamente" que preciséis).
Se presentaban entonces dos modelos de homo hispanicus, el maltratador y el defensor de la mujer. El primero retrógrado, primitivo y violento (amén de colgado); el segundo, una especie de paladín del medievo, protector de damas y desfacedor de entuertos. La ministra Aído ya tenía su héroe, un modelo a imitar. La propaganda ideológica lo elevó a los altares de la igualdad de los sexos, y al tiempo se le nombró "Presidente del Consejo Asesor del Observatorio Regional contra la Violencia de Género" (uff, ¿no hay siglas para esto?).Ahora resulta que el paladín de la igualdad bebió más de la cuenta (supuestamente), y lo pillaron in fraganti. ¿Va a resultar que no es héroe, sino villano? Estas contradicciones suceden cuando simplificamos. Al defender a una mujer de su agresor ha hecho lo que cualquiera que tenga vergüenza y no sea un cobarde hubiera hecho, con o sin este empacho de igualdad por huevos (o por ovarios) que nos está cayendo encima. El señor Neira tuvo las agallas de enfrentarse al rufián, y casi no lo cuenta. Ahora se le ha ido la mano con el alcohol, como nos podría pasar a cualquiera, y cometió el error de coger el coche. En suma, D. Jesús Neira es un ser humano, capaz de acciones valientes y acciones reprobables. No es un héroe por lo primero, ni un villano por lo segundo.