
Manang es el pueblo menos amable no sólo de Nepal si no de todo Asia. Aquí hemos encontrado los peores desplantes y jetas de gente local, no más por que sí.
Nos dio muy mala vibra este lugar.
Además amanecí con achaques de altitud. Hoy algo no va bien.

Este gato, los cinamor rolls y el yak chesse fueron lo único bueno en Manang
Estábamos indecisos si hacer la excursión alterna a Tilicho Lake, el lago más alto del mundo; (una expedición de 3 días que es difícil y en algunas partes un poco peligrosona) pero entre mis nuevos achaques y la mala vibra del lugar, decidimos mejor seguir.
Comimos los últimos panecillos y emprendimos el viaje hacia Yak Kharka. El camino es una subida progresiva hasta los 4050 metros, no es dificilísima en grado físico, pero con el cambio de altitud, los achaques y la mala vibra, la primera parte para mi fue muy MUY dura.
Hoy no hay nubes, casi nada. Los Himalayas están ahí encima de nosotros, pero en lugar de admirarlos, los veo y les temo. Tengo este miedito de cruzar la barrera de los 4000. El día es gris, hace frío y hay un viento helado que nos golpea de lado.

Tanto viento y tan poco aire…
Empiezo a pensar si el dolorcillo de cabeza será grave o no, si estaré ya repuesta de la enfermedad a un nivel suficiente para lo que nos espera, si esta sensación de frío en los pulmones es por el viento helado que se estampa contra nosotros, o es porque algo me pasa, si estaremos suficientemente aclimatados, si no cómo saberlo…
¿Y si algo nos pasa?
Nos vamos alejando de Manang y ya la cosa se pone seria. Miro hacia un lado, hacia el otro y me doy cuenta que además de mis pensamientos hipocondriacos estoy asustada.
Es la primera vez que veo y entiendo donde estoy… y me siento intimidada; me da susto.
Soy, somos, muy frágiles. Esto es el Himalaya. Esto tan inmenso es la madre naturaleza, y yo, yo no soy nada. Soy una hormiga, una hormiguita que fácilmente se puede aplastar. Hasta la presión y la altura pueden aplastar mis pulmones, y ya está… se acabó.
Doy un giro de 360 grados y plantando bien los pies sobre el camino, observo el mundo que hay desde 4000 metros de altura hasta otros 4000 más. Sólo hay montañas. Altas, altísimas, altisisiísimas, imponentes, hermosas y majestuosas.
Se me llenan los ojos de lágrimas.
… Respiro hondo.
Entiendo que no amenazan, pero exigen respeto, más del que imaginé tenerles allá abajo.
… Respiro hondo.
Y les pido “permiso” para seguir.
Algunos minutos después algo hizo click, algo cambió.
Algo hizo click en mi cuerpo y de pronto ya podía respirar mejor, en mi cabeza y dejé de tener pensamientos preocupantes, el camino le dio la vuelta a un valle y nos encontramos con un nuevo paisaje, el sol salió y el viento se fue. Ya no estaba asustada, ni preocupada.
Y todo en un momento cambió, la vibra cambió… yo cambié.
La hora restante de camino fue maravillosa, las montañas, el sol, la naturaleza, y nosotros, y yo.

Momentos que cambian la vida.
Llegamos a Yak Kharka y nos hospedamos en el último hotelito, el más alto, en una habitación de esquina con vistas a las montañas. El cuartito tiene dos camitas y 3 ventanas. Nada más. Cuesta 1 dolar la noche, pero vale 300.
Vamos a comer y en el restaurante conocemos a dos chicos alemanes con los que compartimos historias y risas: Lenny (el pequeñín) y Jonathan (un vikingo).

nuestra vista desde el hotelín en Yak Kharka, incienso, música clásica y relax
No creo que en mi vida vea de nuevo lo que he visto hoy; no con los mismos ojos de hoy.
Estuve tan impresionada, intimidada y esta noche simplemente estoy maravillada. Ahora y aquí estoy feliz.
Annapurna Circuit Día 8 en números
De: Manang A: Yak Kharka
Km: 10
Subida: 500 metros
Tiempo: 3 horas 30 minutos
Dificultad: Media (por el altitud).
Notas: El camino se puede hacer más rápido pero nosotros íbamos a paso muy lentito.
El artículo De impresionante a intimidante: día 8 en los Himalayas apareció en Sin Destino Fijo.
