Ojos rasgados y omnipresentes. Así son los japos. Después de muchos viajes, no menos kilómetros, muchas horas de observación y hojas de apuntes, he comenzado a diferenciarles de los chinos. Pero bueno eso es lo de menos, lo de más es la admiración que estoy empezando a tener por ellos. Meticulosos, ordenados, educados, compradores compulsivos de lo que sea, van a la última en tecnología y nunca les escuchas quejarse por nada, ni con cuarenta grados a la sombra ni bajo una tormenta monumental de las que nos han caído estos días en París y bajo las que sí se han podido escuchar mis plegarias, ruegos y demás.
Además de todas las virtudes ya enumeradas, hay otra que es la que me afecta más directamente, el buen servicio de sus restaurantes "en cualquier lugar del mundo mundial", como diría Manolito Gafotas. Y por esta razón y porque siempre ponen la medida justa en los platos, me gusta ir a ellos en mis viajes. Unas veces por recomendación y otras sin ella.
En este caso, gracias a la Guía Michelin llegué hasta el número 8 en Rue de l'Echelle, muy cerquita del museo del Louvre y demás atracciones parisinas. Su nombre "Zen"y ya antes de entrar sabes que saldrás con ganas de volver. A un paso, en Rue Saint Honoré, no paséis por alto el Higuma, sus menús merecen la pena.
Ya de vuelta a España, más de lo mismo y vuelta al trabajo. Así que a posar, sin rechistar.
Vestido seda de flores - MASSIMO DUTTI
Chaqueta - ZARA
Bolso- 12 PÉTALOS
Colgante - BIMBA&LOLA
Sandalias - ADOLFO DOMINGUEZ
Pulsera- Jenny Rabell
Pasan los días y bajan los precios, voy haciendo mi lista de imprescindibles de las rebajas, ¡no me quedaré sin mi falda de piel amarilla de Bershka! Aviso.
¡Feliz semana!