Hoy no voy a hablaros de ninguna manualidad, aunque seguro que por el título más de uno lo haya pensado. Pues no, no es ninguna manualidad, aunque a los niños (al menos a los míos) les encanta. Es algo aún más fácil. Y muy curioso. Las lentejas seguro que ya las tenéis. Y la piña... bueno, si no tenéis una ya rondando por casa, es fácil de conseguir si hay pinos en vuestros alrededores.
Yo no tengo pinos cerca de casa, así que, para hacer la manualidad de las piñas pintadas, le pedí a mi madre que me cogiera algunas. Donde ella vive hay pinos a porrón. Me trajo una bolsa llena hasta arriba de piñas. Y una semana más tarde me trajo otra más. También llena hasta arriba. ¿Para qué tanta piña? Eso os lo cuento otro día, jejeje…
Bueno, pues resulta que el año pasado andaba mi madre recogiendo piñas para sus nietos y se encontró con otro abuelo haciendo exactamente lo mismo que ella. Y entonces le contó a mi madre lo que yo hoy voy a contaros a vosotros.
Tenéis que coger una piña y ponerla al sol o al calor del radiador (cuidado con los piñones que va a soltar) para que se abra si no está ya abierta. En cada hueco donde antes estaban los piñones, se colocan lentejas. Se pone la piña con las lentejas en un recipiente (cuenco o bote pequeño o similar) con un poco de agua, que sólo le cubra la base. Y a esperar. En unos días, veréis cómo la piña vuelve a cerrarse. En una semana y media aproximadamente, empezaréis a ver brotes de lentejas a través de la piña. ¿A que no os lo esperabais? Ya os dije que era algo muy curioso.
CONTRAS:
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Si tenéis que abrir la piña, sin duda el contra más grande son los piñones que va a soltar. Lo mejor es ponerla en la terraza o en la ventana. Pero si optáis por ponerla en un radiador, meterla antes en un tupper o algo parecido pero sin cerrarlo para recoger los piñones según se vayan cayendo de la piña. Si no, vais a tener piñones hasta en la sopa. Os lo digo por experiencia propia.
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Como para que crezcan las lentejas sólo es necesario poner un poco de agua en la base, hay que estar pendiente de que la piña no se quede seca. Vigiladla y regadla un poco en cuanto vaya a quedarse sin agua. Si no, no crecerán las lentejas.
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Una vez que las lentejas han crecido como en la foto, no puedo deciros qué más pasará. El año pasado nosotros mantuvimos la piña de la foto casi dos meses y no hubo más cambios. Se me olvidó regarla y la perdimos. Si este año hacemos otra igual y nos dura más, editaré esta entrada para contaros más, pero de momento, sólo puedo contaros hasta ahí.
PROS:
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El brote de las lentejas no salen de un día para otro. Esto les enseña a los niños a ser pacientes y a comprobar que, a veces, hay que esperar para ver resultados.
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Si dejáis a los niños que sean ellos quienes se ocupen de regarla, les estáis inculcando responsabilidad con esta tarea.
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La piña es lo único más difícil de conseguir, por deciros algo. El resto lo tenéis en casa seguro.
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Dado que la piña se recoge del parque, para hacer esto no os vais a gastar ni un céntimo. Más barato imposible.
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Con unas pocas lentejas es suficiente. Casi no tocaréis el paquete.
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Para que salgan los brotes, a parte del agua, no es necesario ningún cuidado especial. La de la foto, apenas recibía luz. La tenía en la cocina sobre la campana, alejada de la ventana. Y mirad cómo se puso.
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Una vez que salen los brotes, puesta en un recipiente bonito, la piña sirve para decorar.
Os animo a hacer el experimento de la piña y las lentejas y luego a pasaros por aquí para contarme si os ha gustado a vosotros y vuestros hijos tanto como les gustó a los míos.