En mi casa no solemos hablar con palabras raras, salvo las típicas, que yo creo que no son de mi casa, sino las universales... O universales de mi casa...
Pero una de las que me gusta es Ñam.... así que sobra de esta palabra onomatopéyica su significado: "Te voy a hincar el diente".Mientras las peques han sido peques, esta ha sido la gran pregunta:Blanca, Claudia: ¿Quieres ñam? Y ambas (he tenido suerte y son las dos, dos zamponcillas): La respuesta siempre era: ñam, y empezábamos la gloriosa tarea de darles la comida.Junto al ñam, se iban alternando otros Am.. que la ñ... cuesta pronunciar... y más con la boca llena.La primera fase de la alimentación de mis hijas ya la he contado alguna vez, que la lactancia no fue nada fácil para nosotras, pero al llegar la alimentación complementaria se abrió un mundo para mí:Con Blanca fue relativamente fácil, fuimos introduciéndola progresivamente, tal y como nos indicaba la pediatra, algunos días muy bien, otros regular y la fruta siempre fatal... Seguro que os suena...
Pero con Claudia, descubrimos un mundo. Yo nunca he sido seguidora de crianza natural, ni de métodos de ningún tipo. Sé que no os voy a desvelar ningún misterio, y que muchas conocéis el "baby led weaning", y no os voy a hablar del método, sino de mi experiencia personal con mi peque.
Que su hermana tenía longaniza, pues ella no quería su papilla de pescado, sino la longaniza de su hermana, y que por supuesto se la quitaba del plato con sus "dedos-pinza" a la velocidad del rayo.
La experiencia ha sido coser y cantar. De hecho la pediatra en la revisión de los 12 meses nos recomendó quitarle el biberón, 6 meses más tarde aún no se lo he quitado. Es cierto, que ella, bebe perfectamente en vaso, desde hace muchos meses, y que en el uso de la pajita es una maestra. Pero reconozco, que para mí es más fácil por la mañana darle el biberón y seguir haciendo la marcha a toda velocidad.
Desde los 12, su alimentación pasó a ser absolutamente normal, salvo lo típico, relativo a pescado azul, mariscos, etc.. así que os podéis hacer una idea de cómo come. Llevamos meses pudiendo salir con las 2 a cualquier sitio sin ir cargados de neveritas varias.
Es más, Claudia se come mejor la ternera o el cordero que su hermana. Y la pizza la pide con emoción.
Eso sí, las manos limpias después de una comida no las he vuelto a ver, lo dejé por imposible.
Nos leemos.