En sus páginas se puede leer como no ha cambiado tanto el periodismo de sucesos y tribunales en estos 120 años. Si los comparamos entre sí, ni eran tan buenos antes, ni son tan malos ahora. Lo de los juicios paralelos, por ejemplo, no es nuevo ni fruto de la televisión como se puede leer en palabras de Galdós:
“La prensa, obligada cada día a sostener y apacentar la curiosidad del público, no puede ejercer de fiscal ni mucho menos de juez en asuntos criminales sin exponerse a acometer grandes e irreparables injusticias. La facultad de sentenciar queda reservada a quien tiene de la sociedad el encargo de hacerlo”Los periodistas merodeando siempre por los tribunales, el interés mediático centrado en el suceso por encima de la vida política o cultural, los periódicos defendiendo sus propias teorías y casi enfrentándose por ellas... se quejaba el escritor canario. Galdós analiza el tratamiento informativo del caso, lo critica, lo pisotea... pero a la vez se convierte en un periodista más de la noticia. Él mismo llega a dibujar el rostro de la acusada y lo publica para que todos vean su cara, entrevista a testigos y vecinos de la calle e incluso interroga en la cárcel a uno de los principales sospechosos... Ocurrió hace más de 120 años. Leer hoy sus palabras es como verse reflejado en el pasado.