Revista Diario

De la cuna a la cama, dicho y hecho.

Por Mamareciente
Cuando nace un cachorro de algún otro mamífero, en cuestión de minutos puede caminar, por ejemplo. Pero un bebé humano cuando nace es totalmente indefenso. Sin embargo la evolución del bebé es increíble, es como una curva exponencial, cada vez más y más rápido. ¿A qué viene este rollo? Pues a que el Chiquinini cada vez parlotea más, lo entiende casi todo y cada vez se explica mejor (aunque sea con frases de sólo dos palabras).
Y en estos días de vacaciones hemos alcanzado (bueno, ha alcanzado) un nuevo hito. Ha pasado de su cunita a dormir en una cama. Reconozco que me salió la vena nostálgica y me dio un poquito de pena porque entre unas cosas y otras, parece claro que ha dejado de ser un bebé.

La transición a la cama “de mayores” ha sido muy fácil porque en realidad ha sido él quien lo ha pedido. En su habitación siempre ha habido además de la cuna una cama. No sé cómo ni por qué, pero una noche a la hora de acostarse dijo “cama, cama!” y no quiso que le dejase en su cuna. Y desde esa noche, en la que por cierto tuvimos que apañar la habitación como pudimos pues no estábamos preparadados (colocando almohadas y un colchón en el suelo por si se caía), duerme en la cama.


De la cuna a la cama, dicho y hecho.

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