Decía
un amigo que cuando los absurdos se hacen moda la tontuna se sublima y sus
protagonistas pueden segarse.
Confieso
que hace ya algún tiempo que apago el aparato o me paso de página cuando
escucho o leo que fulanito ha hecho un hat-.trick. Y lo mismo hago en los casos
cada vez más frecuentes de que cualquier comentarista llame a un saque de
esquina, de banda o a un golpe franco jugadas de estrategia.
El
castellano es tan rico en su amplitud de términos y acepciones que no es
necesario acudir a denominaciones de idiomas extranjeros para llamar a las
cosas por su nombre. Cuando un futbolista marca tres goles en un partido se
puede decir que ha hecho ‘un triplete’ o, en un giro práctico, diciendo un ‘tres
en uno’, o más claramente y sin ambages ni alardes de nada, que ha conseguido
‘tres goles’. Pero parece que muchos se empeñan en rizar rizos borreguiles y ha
hecho furor la gilipollez hat-trick.
Como
futbolero me tira de espaldas semejante tontería, y como usuario enamorado del
idioma español me avergüenza tal pedrada
lingüística. Si fuera responsable de algún medio de comunicación patrio y
cualquier profesional a mi cargo usara el término citado le diría que
completara su comentario en inglés. En cualquier caso le diría que pasara por
caja para que le hicieran la cuenta. Si supiera hacerlo, por chulería altanera
inútil, y, si no, por idiota supino ¡Hay que ‘joerse’, nenicos!
Lo
peor del caso es que luego lees lo que escriben semejantes especímenes y rara
vez aciertan con el clarificador orden de sujeto, verbo y predicado. Y es que,
tapan sus graves carencias echando mano de hallazgos de otros y les copian
hasta los defectos. Recuerdo a un maestro del periodismo diciéndonos a los
asistentes a un seminario sobre información económica que cuando no
entendiéramos cualquier noticia de esa especialidad lo más probable es que el
propio periodista no había entendido aquello sobre lo que escribía. Aunque también podía suceder, añadía, que no
supiera hacerlo en castellano. Y eso se puede trasladar a cualquier
especialidad informativa como es el deporte.
Luego
viene aquello de que quien informa de fútbol entienda realmente de lo que está
escribiendo o sepa trasladar a sus lectores u oyentes lo que ha sucedido o
sucede en cualquier partido. Pero esto ya es más opinable porque cada cual
vemos este deporte de una manera y puede suceder que nos fijemos más en
determinados detalles que en otros, por mucho que haya aspectos básicos en los
que la mayoría podamos estar de acuerdo.
Y
con el asunto de las supuestas jugadas de estrategia ocurre otro tanto.
Estrategia viene de los términos griegos stratos: ejército,
y agein: guía. Y se define generalmente como el conjunto de acciones que
se planifican a medio y largo plazo para conseguir determinados fines u
objetivos en el tema de que se trate. Así, hay estrategia militar, empresarial,
social, política, comercial, etc., pero rara vez a corto plazo. Estrategia en
el fútbol sería planificar una plantilla dirigida a disponer de un equipo para toda
la temporada basado en el ataque, contraataque o defensa, electivamente, según
los jugadores y medios disponibles, los objetivos realistas marcados y los
rivales. O, en último extremo, afrontar un partido en función de los puntos fuertes
o débiles del contrario y los propios.
Comentando
con algún técnico esta circunstancia me
han dicho que en las escuelas correspondientes le hablan de estrategia
refiriéndose a eso, a las jugadas ensayadas. O, al menos, que estudian estas
cosas dentro de una asignatura que la llaman así: estrategia. Y quiero suponer
que no será ese el espíritu del estudioso que haya definido tales acciones de
un partido de fútbol como jugadas de estrategia. Porque si así fuera sería para
quitarle el carnet a él.
Es
angustioso escuchar a lo largo de cualquier retransmisión o leyendo crónicas
futboleras lo de jugadas de estrategia como el que come pipas. A cualquier
jugada a balón parado se le llama así, y
lo peor es que esa ignorancia manifiesta
ha mutado en costumbre y ya es continua en inveterados ‘pelagatos
estratégicos’ por mucho que hayan jugado, entrenado, o informado sobre fútbol.
La
estrategia, como el idioma, es algo mucho más serio; y meter tres goles en un
partido también, que las tontunas a que nos someten en su nombre, o
apedreándolo con tan espléndido motivo.
Perdónenme algunos, pero es que producen cansera.