Revista Opinión

De la Globalización a la Geopolítica: la nueva era Tecno-Geopolítica

Publicado el 28 diciembre 2023 por Alfonso Bárcena @razonable_a_72
De la Globalización a la Geopolítica: la nueva era Tecno-Geopolítica

Kaplan y la venganza de la geografía: la geopolítica y el realismo político

Tucídides en Historia de la Guerra del Peloponeso apuntó que el mundo es el resultado de unas fuerzas inherentes a la naturaleza humana siendo éstas: el miedo (phobos), el interés personal (kerdos) y el honor (doxa), las cuales motivan la naturaleza humana. Para mejorar el mundo hay que trabajar con estas fuerzas, no contra ellas como expone Morgenthau en Política entre las naciones: la lucha por el poder y la paz).

Como expone Robert D. Kaplan en su obra “La venganza de la geografía” para los realistas en política internacional la naturaleza humana (el panteón del miedo, el interés personal y el honor de Tucídides) contribuye a la existencia de un mundo en que los conflictos y las coacciones son constantes y al dar por sentado el conflicto, sabiendo que es inevitable, son menos propensos a reaccionar de manera exagerada que los idealistas cuyas razones morales de intervención provocan muchos mayores desastres que la situación anterior.

La tendencia al dominio es un elemento natural en toda interacción humana y también en la interacción entre los Estados y por tanto, solo el poder puede limitar el poder no siendo las instituciones internacionales fundamentales para la paz dado que son solo un reflejo del equilibrio de poder de cada Estado que intentará imponer sus posiciones basadas en intereses, compensando sus posibles errores mediante la aspiración a una superioridad de poder. La guerra para los realistas políticos se convierte pues en una extensión natural de la política exterior de cada Estado.

No existe una relación forzosa entre democracia y moralidad y muchas veces los Estados existen como un gobierno legítimo que monopolice el uso de la fuerza a modo de Leviatán hobbesiano y evite confrontaciones entre los ciudadanos. El realismo es conscientemente amoral, centrado en los intereses antes que en los valores de un mundo en clara degradación. Refleja a la perfección el comportamiento real de los Estados que se suelen esconder detrás de la fachada basada en la retórica.

Para Kaplan por otro lado la geografía es el telón de fondo de la historia de la humanidad. La situación de un Estado en el mapa es lo primero que lo define, incluso más que la filosofía de gobierno. Los mapas censuran la idea de la igualdad humana y la unidad de la humanidad tan pronto nos recuerdan los distintos entornos del planeta que contribuyen a la profunda desigualdad y desunión de sus habitantes, lo cual conduce al conflicto, en el que el realismo incide de manera casi exclusiva.

El determinismo geográfico: “La naturaleza impone; el hombre dispone” (W.Gordon East).

Este determinismo geográfico en el que la acción del hombre está limitada por los parámetros físicos que impone la geografía no actúa en última instancia como una restricción total: teniendo aun así el factor humano sobrado espacio de maniobra por el que se mueven las actuaciones de los Estados y por ende de la geopolítica.

Los Estados despliegan sus estrategias marcadas por su geografía y su acceso a los recursos principalmente a los energéticos. Tener la geografía a favor como estar situadas en la franja templada del mundo, el acceso a la costa, estrechos y puertos naturales, grandes llanuras donde la comunicación sea más fácil o incluso montañas y cordilleras que aíslen de ataques o invasiones configuran históricamente el devenir de las naciones y su estrategia geopolítica.

De este modo, Estados Unidos al estar limitado por dos océanos y el Ártico Canadiense con la única amenaza del fantasma de la demografía ha provocado históricamente una tendencia hacia el aislacionismo roto solo por los ataques a territorios fuera de su continente como el de Pearl Harbour que provocaron su entrada en la guerra mundial. 

Cuando Estados Unidos se ha dejado llevar por idealismos, más o menos interesados, de intervención en la extensión de su idea civilizadora democrática le ha conducido hacía quizás mayores desordenes como por ejemplo su intervención en Iraq cuyo caos político provocado ha sido considerable en relación con la situación anterior de una tiranía donde a pesar de todo existía un control estable social.

En el caso de China su amenaza la representó durante milenios la estepa euroasiática al norte y noroeste (con las invasiones mongolas) pero su asentamiento en las orillas del río Wei y el río Amarillo y Yangtsé como tierras de cultivo de agricultura sedentaria y la construcción del Gran Canal desempeño un papel fundamental en la unidad de China basada en el núcleo geográfico de la China agraria y su posterior conquista del sur.

En la actualidad la cuestión que China debe afrontar es por un lado mantener el control de sus habitantes que viven en la periferia (Tíbet, Turquestán Oriental) y la necesidad de alimentar al 23% de la población mundial con solo el 7% de la tierra cultivable y la presión de proporcionar un nivel socioeconómico tipo de clase media para la mayoría de su nueva clase urbana.

China es una potencia continental en pleno auge y está modificando el equilibrio de poder favorecida por la su situación en el mapa influyendo desde el Asia Central hasta el Extremo Oriente ruso, y desde el mar de China Meridional hasta el océano Índico desarrollando políticas inherentes a su geografía, pero debe responder al desafío de encontrar una solución sostenible para su amenazante nexo de suministro de energía, agua y alimentos

Para conseguir su acceso a los recursos energéticos principalmente en África y Asia Central, China desarrolla una política inteligente no beligerante de inversiones en infraestructuras (carreteras, conexiones de ferrocarril canalizaciones) y compras de compañías estratégicas que pueden durar largo tiempo ante los despliegues militares que son efímeros como hemos comprobado recientemente en Afganistán.

De la Globalización a la Geopolítica: La nueva era Tecno-Geopolítica

Como explica la politóloga Birgit Mahnkopf, la globalización supuso el despliegue de denominado poder blando donde los competidores no son considerados enemigos sino agentes del comercio y el acceso libre a los mercados podría provocar una transformación socioeconómica neoliberal mundial, donde la mejora de las condiciones de vida y la extensión de los valores democráticos iban a expandirse sin oposición.

Los ciclos de expansión de la globalización con sus auges antes de la Primera Guerra Mundial con el Imperio Británico y su fase de desintegración anterior a la Segunda Guerra Mundial así como la reciente fase de expansión globalizadora que comenzó en los años noventa del Siglo XX parece que nos han llevado de nuevo tras las primeras crisis del comienzos de siglo XXI y la pandemia mundial a unas nuevas políticas de competencia geoeconómica: en las cuales se persigue el establecimiento de cuasi monopolio y políticas proteccionistas y de reindustrialización nacionales; el control de la infraestructuras relevantes para el sistema y sobre todo el acceso privilegiado a recursos de todo tipo principalmente energéticos

La política actual se desarrolla ya más a través de la geopolítica del poder de instrumentos duros que de las diferentes olas de globalización y se proyecta de nuevo sobre el control de los espacios geográficos mediante supremacía militar que de acceso a los recursos estratégicos , la lucha por la soberanía tecnológica en la nueva era digital para preservar la seguridad nacional surgiendo la “Tecno-Geopolítica” de control de comunicación móvil y de sus estándares tecnológicos incluida la producción y las cadena de valor de chips, baterías, algoritmos y software y la defensa ante los ciberataques a empresas e infraestructuras críticas.

Nos encontramos pues en que se están construyendo de nuevo dominios geopolíticos basados en el poder duro de complejos digitales-militares-industriales y una búsqueda despiadada de dominio en esos ámbitos que dejan de lado la extensión de la globalización y el poder blando a través del comercio y cualquier preocupación por las instituciones internacionales, las cuestiones ambientales o de desarrollo de derechos humanos.


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