No se puede defender a los animales y usar abrigo de pieles porque queda feo y resulta algo inconsistente para el observador algo avezado; las ministras socialistas, incluida Dª Teresa, posaron para una revista de moda ataviadas con pieles asequibles solo a a los privilegiados, mientras Dª Soraya mostró sus encantos en blanco y negro, que es como más artístico. La popular no lució joyas ni pieles, ni desmintió que fuesen sintéticas, como sucedió poco tiempo después de la publicación. A Leire Pajín no la vimos ataviada de modo especial, pero Carmen Chacón, la aspirante catalana, rompió el protocolo de la Pascua Militar con unos pantalones negros, porque el vestido largo no está hecho para las progresistas de salón, conocedoras perfectamente, de cual debe ser la indumentaria adecuada a cada circunstancia. Eso pensaba Trinidad Jiménez, cuando lucía pañuelo palestino y defendía al pueblo saharaui, pero después, ya en el gobierno, cambió de opinión y miró discretamente hacia otro lado para que Hassan, demócrata de toda la vida, hiciese de las suyas con el silencio cómplice de Europa y la amistad norteamericana, que despreciaba Zapatero en la oposición y lo hizo languidecer en el gobierno. La hipocresía política es así, y el propio José Luis apoyo a los musulmanes con la boca pequeña mientras hacía caja vendiendo armamento a los judíos, y eso, también tuvo su gracia. De Rajoy, y con escasa fe en el futuro, solo espero que mienta menos y sus colaboradores no saqueen de la guisa que Chaves hizo en su cortijo andaluz, entre los EREs y las subvenciones millonarias a una empresa de diez trabajadores en la que casualmente, trabajaba su hija. Después las pieles forman parte del complemento necesario a la gente guapa, salida del pueblo, por el pueblo y tantas veces sin el pueblo; ya sabemos que la solidaridad bien entendida, empieza por uno mismo.