Antes de empezar con la entrada de hoy, me gustaría contaros que ésta será la última del año. Tenía que haberla publicado el pasado viernes, como ya viene siendo costumbre, pero mis hijos no fueron al cole y estuvieron todo el día conmigo. Los tres. Y me fue imposible escribir ni publicar nada. El caso es que hasta entonces estaba dudosa, no sabía si continuar escribiendo durante las vacaciones de Navidad. Pero me he dado cuenta de que, aunque tenía algunas cosas pensadas, no me va a dar tiempo. Me las guardaré para el año que viene.
Así que ésta de hoy será la entrada que despida el año. De esta manera, espero tener más tiempo para leer y comentar otros blogs, especialmente los de la Maternidad de la A a la Z, que los tengo algo abandonados. Y, sobre todo, espero tener más tiempo para disfrutar de mis hijos y mi familia, que de eso se trata la Navidad, ¿no?
Después de las fiestas, cuando comiencen las clases de nuevo, volveré por aquí. Confío en que me esperaréis, ¿eh? Que pienso pasar lista, jejeje…
Bueno, y ahora vamos al lío. Hoy os voy a hablar de un juguete que no es un juguete en sí, por lo que también podría catalogarse como cachivache, pero que es muy apañado para pedírselo a los Reyes Magos o para regalar en un cumpleaños. Se trata de una malla recoge-juguetes para el baño y, en concreto la de la foto, que es la que tenemos en casa, es de Imaginarium.
Cuando nació el Mayor, apenas teníamos juguetes para el baño. Estos fueron llegando según iba cumpliendo meses. Así que, cuando llegó el Mediano, ya teníamos una buena remesa de cacharros para jugar en el baño. Empezaban a no caber a los lados de la bañera. Y luego estaba otra cosa que me daba un poco de asco, la verdad. El agua que se quedaba en los juguetes, ésa que al cabo de un tiempo le daba a la superficie un tacto así como viscoso. Porque, como los niños no jugaban con todos los juguetes al mismo tiempo, había que ir rotándolos. Lo que propiciaba que el agua hiciera de las suyas en los recovecos.
Hasta que un día vimos en Imaginarium esta malla y, aprovechando que el cumpleaños del Mediano estaba próximo, tuvimos a bien perdírselo como regalo. Por aquel entonces, él era aún casi un bebé y aquello de pedir juguetes aún le quedaba algo grande. Vamos, lo mismito que ahora… hay que ver cómo cambian en un par de años.
El caso es que es uno de los juguetes-cachivaches con los que más contenta estoy. Y os lo explico en los pros. Pero primero, como siempre, los contras.
CONTRAS:
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Para engancharlo a la pared es necesario taladrarla. No se pueden usar ventosas porque, por muy resistentes que sean, al final vence el peso de los juguetes y se cae. Aunque la resistencia dependerá de la cantidad de juguetes que se meta dentro y del peso de estos. Lo mejor y más seguro es taladrar un par de enganches. La malla viene con unas graciosas ventosas en forma de cangrejo, pero nosotros probamos a usarlas y siempre se nos caía. Así que al final decidimos ponerla colgando de los ganchos propios para colgar las toallas o albornoces. Y no se ha vuelto a caer.
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Hablando de los enganches, hay que medir bien la distancia, no vaya a ser que después de taladrar no sirva el esfuerzo.
PROS:
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Esta malla es ideal para recoger los juguetes del baño. Caben un montón. Bueno, ya lo veis en la foto.
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Al ser una malla, deja pasar el aire, con lo que permite que se sequen los juguetes y se evita que se quede agua en los juguetes.
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Aunque sea una manera de tener ordenados los juguetes del baño, es divertida.
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Es apropiado para niños que ya tengan juguetes para el baño hasta que dejen de tenerlos, jejeje… Vamos, que no pongo edad porque os podéis imaginar que se le puede regalar a cualquier niño tenga la edad que tenga siempre y cuando aún use juguetes cuando se baña.
Ahora os toca a vosotras. Contadme, ¿qué usáis en casa para guardar los juguetes para el baño? ¿Regalaríais esta malla recoge-juguetes? Y, lo más importante de todo, ¿os gustaría que después de Navidad siguiera publicando de vez en cuando más entradas sobre juguetes?
Me despido hasta el año que viene. Feliz Navidad a tod@s, que os traigan muchas cosas los Reyes (o Papá Noel si preferís) y que se cumplan todos vuestros deseos. Y, sobre todo, a disfrutar de vuestra familia y los peques quienes, en esta época más que nunca, son los verdaderos reyes de la casa. ¡Nos leemos en 2014! Besotes.