Llevaba tiempo queriendo hablar de este tema, el de la responsabilidad moral y social de los empresarios, sin saber exactamente la manera en que quería hacerlo, cuando prácticamente por casualidad di con un post de Carlos Blanco que me hizo reflexionar sobre este tema y sobre otros más que lo tocan tangencialmente. Carlos Blanco tiene toda la pinta de ser un tipo bastante peculiar (aunque admito que solo es una especulación, puesto que no tengo el gusto de conocerle). Se le supone un empresario “2.0″ de éxito (aunque el éxito es muy relativo, y yo no me atrevería a calificar a una empresa de exitosa sin al menos ver su balance de situación, qué menos). Y digo que es peculiar porque entre otras cosas se dedica a publicar post (como por ejemplo este) en el que permite que comentaristas anónimos le pongan verde tanto a él como a su empresa. En fin, supongo que al menos en eso tenemos algo en común. El caso es que, en el primer post que enlazo de su blog, encontré como digo, ciertos comentarios y ciertas actitudes que me dieron que pensar. Resumiendo el hecho que me llevó a esos pensamientos; aparece un comentario en el que se deja caer la falta de profesionalidad de alguno de los trabajadores de una de las empresas que se cita el artículo, “acusándole” de haber adquirido un coche de 100.000 euros:
Está claro que gente como el gran experto Sergio Escoté, que se compra un coche de mas de 100 mil euros, hacen que grupo intercom cada día sea mejor!!!
Casi inmediatamente el resto de comentaristas hacen sus pesquisas, y acaba dándose con un post del propio Escoté en el que él mismo alardea de su compra y posa junto a su vehículo de la siguiente guisa:
No voy a comentar nada acerca del post de Escoté, porque se comenta a sí mismo, pero es curioso como a veces es difícil distinguir, como reza el dicho, la ética de la estética. Que quede claro desde ya, para los que usan contra-argumentos facilones y tópicos, que aunque no me gusten los coches, el vehículo del tal Escoté me produce una envidia descomunal, indescriptible. Pero volvamos a como se desarrollan los acontecimientos en el blog de Blanco, al sacar a colación el “Escoté affaire”. Ante las alusiones a Sergio, aparece él mismo (supongo que es él el que comenta bajo el nombre de “Sergio Escoté”) declarando:
Es extremadamente lamentable que siempre que salga una referencia de Intercom salte siempre el mismo sujeto (obviamente no hay que ser muy inteligente para ver que es una misma persona -la próxima vez pon más ingenio en inventarte nicks más creíbles-). Desconozco de si se trata algo personal o pura envidia, pero hijo, cansas ya…
No te debería ni de contestar, pero en el mundo real cada ser humano se gasta su dinero en lo que le da realmente la gana, unos se compran una casa, otros un coche y otros se pegan un viajecito a la otra punta del mundo cada año. Yo, que para algo he empezado a trabajar a los 14 años, y he podido combinar mis responsabilidades en Intercom con mi propia empresa personal que va realmente bien, pues quizás me puedo permitir privilegios que otros a mi edad no pueden, ¿acaso no te parece justo? me he comprado un coche de cien mil euros, ¿y qué? ¿eso justifica que soy una persona cruel y mala? pues mira, quizás tengo demasiado buen gusto por las cosas…
Ah, ¿y qué será lo próximo? ¿Sergio Escoté se ha gastado 2 millones de euros en una casa de diseño? pues ves asumiéndolo, por aquí cada uno lucha y trabaja por sus sueños, valgan más o valgan menos.
Es decir, esgrimiendo los argumentos de siempre, que tienen el mismo peso de siempre: que si trolls, que si todos sois los mismos con diferente nick, que si la envidia es muy mala…
El post lo remata el anfitrión Blanco sentenciando de esta manera:
Hola Sergio
Ni puto caso, mirate otros posts mios (como los ultimos de dominios) y verás que estos trolls son gente cobarde, fracasada y con muchos problemas psicologicos. Sabes que mis normas son aprobar todo, salvo que sea ilegal, a mi “me dan vida” estos trolls, me lo paso bien …
P.D.: Creo que tras ver tu R8 blanco al final también me lo compraré de ese color, tenía dudas entre rojo y blanco. Cuando lo tenga, ya te avisaré para irnos a dar un paseo hasta Alemania
A partir de aquí, viene mi reflexión. Y quiero que quede claro que no conozco personalmente a ninguno de los aquí citados, así que me tendré que limitar a interpretar de la mejor manera que sepa sus palabras. Desde luego yo defiendo el derecho de las personas físicas y jurídicas a prosperar y a hacer dinero, todo el que sean capaces. Pero mucho me temo que ese derecho, plantea una serie de consecuencias a nivel colectivo y social, cuya repercusión va más allá del ámbito personal de los respectivos empresarios. Lo primero que se me vino a la cabeza cuando leí la historieta que describo, es que efectivamente, los empresarios tienen todo el derecho del mundo a enriquecerse hasta donde les permitan su inteligencia y sus recursos (negar este derecho nos llevaría a un comunismo recalcitrante que ya hemos visto a donde lleva, en la mayoría de las ocasiones), pero el problema viene cuando este enriquecimiento se hace “a cualquier precio”, es decir, sin tener en cuenta el bienestar no ya de la sociedad en su conjunto (situación sin duda ideal, pero tal vez algo utópica) si no al menos del resto de las personas que trabajan en la empresa. Es decir, un empresario es libre para comprarse un Ferrari o 10, si su economía se lo permite, pero la pregunta es: ¿es esto ético o incluso aconsejable desde el punto de vista de la gestión empresarial si esos coches se pagan a costa de salarios de miseria para los trabajadores, dejar de dotar provisiones para cuando vengan las “vacas flacas”, o si implican el descarte de inversiones para afianzar la posición de la empresa, por poner solo tres ejemplos? Asumir un “sí” a esta pregunta, tal vez nos pone en el otro extremo del comunismo (o en el mismo, según se mire): en la cultura del pelotazo que tanto daño ha hecho a España en estas décadas que nos han llevado a la mayor depresión económica de los últimos tiempos. Quede claro que no es mi intención juzgar a ninguno de los aquí aludidos, si no plantear una pregunta o reflexión más general, pero lo que más chirría, en mi opinión, en las declaraciones tanto de Escoté como de Blanco es ese despreciativo “ni puto caso”, que da a entender un “nosotros a lo nuestro, y los demás que apechuguen como puedan”.
Por otro lado, e insistiendo una vez más en que no me refiero a las personas aquí aludidas, no estaría de más que empresarios a los que se les supone una responsabilidad al menos para con sus empleados, supieran guardar las formas y la estética, dando una imagen más seria de la clase empresarial que seguro nos beneficiaría mucho como sociedad. Aunque claro, tal vez eso es mucho pedir, en un país en el que campan a sus anchas Belenes Estébanes, Julianes Muñoces, y demás fauna.
Sería muy triste, que como algunos ya insinúan, la Reforma Laboral no sirva para aumentar la calidad de vida de los trabajadores y de la sociedad en su conjunto, si no para elevar la rentabilidad del capital, y permitir que los que obtienen plusvalías del mismo se compren unos cuantos Audi o lo que gusten. Eso no haría más que aumentar las desigualdades de una sociedad que ya de por si tiene unas cuantas. Esperemos también que, por el bien de la sociedad, y atendiendo a la clasificación que hace José López Ponce en este magnífico post acabe habiendo en este país más emprendedores que buscavidas. Porque ese es uno de esos ratios que distingue a los países serios de los que no lo son tanto.