En fin, c'est la vie. No me voy a poner dramática, porque es lo que hay. La primera de las despedidas de marzo me pilló en el inicio de la locura semana santera y no pude escribir nada al respecto. También me pilló con Génesis, el libro de Bernard Beckett, a punto de caramelo. Y todo coincidió, como si estuviera planeado. El adiós de una grandísima mujer, solidaria, entregada y decidida con las conversaciones entre Adán y Arte...
"Yo no soy una máquina. ¿Qué puede saber una máquina del olor a hierba mojada por la mañana, o del llanto de un recién nacido? Yo soy la sensación del calor del sol en mi piel; soy la sensación de una ola fría rompiendo sobre mí. Soy los lugares que nunca he visto, y que sin embargo imagino cuando cierro los ojos. Soy el sabor del aliento de otro, el color de su pelo. Te burlas de mí por la brevedad de mi vida, pero es precisamente ese miedo a morir lo que me infunde vida. Soy el pensador que piensa en el pensamiento. Soy curiosidad, soy razón, soy amor y soy odio. Soy indiferencia. Soy el hijo de un padre, quien a su vez era hijo de otro padre... Yo soy el medio a través del cual el universo se ha conocido a sí mismo... Yo soy el significado".
Y también coincidió, todo, en el mismo momento, creedlo o no, con que Spotify decidiera ponerme esta canción:
Cantada por ella, además. Nina Simone.
And now, the end is near and so I got to face The final curtain, girl Friends I say clear and state her case of which I'm uncertain I've lived a life that's full of travelled each and every highway And more, much more than this, I did it my way...
Y sonreí. Porque todo coincidió. Y porque es nuestra mejor arma, la sonrisa, pese a todo.
PS: Leed Génesis, haced el favor. Gracias, Bettie, como siempre, por la recomendación.