Nueve años trabajando como psicólogo en un centro de rehabilitación es una experiencia que sin duda cambia la vida. Este trabajo implica estar expuesto día tras día a las historias, sentimientos y los más profundos pensamientos (y secretos) de gente que a cada segundo está dando la que será, posiblemente, la pelea más importante de sus vidas. Lo más complicado de todo es que de alguna u otra manera terminas implicándote emocionalmente en estas historias; los pacientes se convierten en personas que (manteniendo siempre la distancia profesional) empiezas a estimar, querer o, incluso a veces, hasta a odiar.
Hace ya varios años que perdí la cuenta del número de pacientes que han pasado por mi consulta. De hecho, aunque no me enorgullece, debo confesar que no se que ha sido de sus vidas después de la última vez que los vi en la clínica. Pero bueno, así es esto… supongo.
Sin embargo, hay otro grupo de pacientes (mucho más reducido) que ha dejado una gran huella en mi; personas que han impactado a nivel emocional y que con la historia de sus vidas, sin saberlo, han cambiado la mía. No se muy bien a que se debe esto, pues realmente existen pocos factores en común entre ellos: no tienen un perfil similar, tampoco son necesariamente los casos más críticos o graves que he llegado a tratar y tampoco han sido todos casos de éxito (o fracaso), pero lo que sí tienen en común es que todos ellos tienen un lugar especial en mi memoria.
Esta serie de artículos trata precisamente de ellos… de sus historias, de sus luchas, de sus miedos.
Es posible que usted, señor lector, se pregunte que me motiva a escribir sobre este tema. La respuesta a esa pregunta esta conformada por dos partes: primero, para ayudar a generar conciencia y conocimiento sobre una enfermedad sumamente grave y que incluso pude llegar a ser mortal… la adicción. Y en segundo lugar, lo hago a manera de homenaje a estas personas que, con seguridad, quisieran compartir su historia.
Nota: Los nombres, edades y datos serán modificados con el fin de asegurar el anonimato de los pacientes.
Antes de empezar con las historias, me permito generar un breve glosario con el fin de explicar de manera resumida el funcionamiento de cada una de las sustancias/comportamientos patológicos que se expondrán en el siguiente artículo:
COCAÍNA: Es un estimulante en forma de polvo que suele ser inhalado. Es una de las drogas más populares a nivel mundial, pero también de las más peligrosas.
Además de ser extremadamente adictiva (pues impacta directamente el cerebro) puede llegar a tener efectos secundarios peligrosos, e incluso letales, como por ejemplo ataques cardíacos o accidentes cardio -vasculares. Al consumirlo, además, se pueden generar ataques de pánico, ansiedad y reacciones violentas.
La cocaína se suele consumir en entornos recreativos donde, usualmente, hay disponibilidad de otro tipo de sustancias (como por ejemplo el alcohol). Lo que los consumidores suelen omitir es que en caso de mezclar este producto con algún otra sustancia se están incrementando los riesgos de manera sustancial pues el cuerpo no tiene manera de reaccionar a los diferentes tipos de “instrucciones” que le da cada droga y, por ende, termina fallando.
Adicional a ello, los síntomas secundarios pueden ser bastante molestos: nauseas, vómitos, mareos y perdidas de consciencia pueden presentarse sin previo aviso.
Tadeo, el personaje del próximo artículo ayudará a entender un poco más como funciona esta sustancia y lo dañina que puede llegar a ser tanto estando dentro de sus efectos como fuera de ellos.