Revista Religión

De las bulas de alejandro a la bula de francisco pasando por la bula de cruzada

Por Joseantoniobenito
DE LAS BULAS DE ALEJANDRO A LA BULA DE FRANCISCO PASANDO POR LA BULA DE CRUZADA

DE LAS BULAS DE ALEJANDRO A LA BULA DE FRANCISCO PASANDO POR LA BULA DE CRUZADA

(En homenaje a los doctores y amigos Vicente Ugarte del Pino y Teodoro Hampe Martínez)

José Antonio Benito Rodríguez, UCSS

Queridos amigos:

Agradezco al Dr. Víctor Hugo Chanduví, maestro y amigo, organizador de las Jornadas, la invitación a participar. Dado que no puedo estar físicamente presente, les envío este mensaje de recuerdo para nuestros homenajeados y una reflexión al hilo de la ponencia propuesta.

Conocí al Dr. Vicente Ugarte del Pino, justamente aquí en Trujillo, con motivo de las Jornadas de Historia del Derecho del Perú sobre Isabel la Católica. Como todos, quedé fascinado por su erudición, por su profesionalidad, por su espíritu generoso. Le invité a al ciclo "Forjadores de la Peruanidad" en mi Universidad Católica Sedes Sapientiae y fue un honor presentarle ante un nutrido auditorio de jóvenes estudiantes de Educación que escucharon con avidez el verbo fluido y apasionado del Maestro. Rindo mi testimonio de gratitud y le encomiendo ante el Altísimo.

El pasado domingo 7 de febrero del presente 2016, 9 p.m., recibí la triste noticia del fallecimiento de nuestro amigo Teodoro Hampe Martínez gran historiador. Lacónicamente me comunicaba el P. Armando Nieto que acaba de estar rezando un responso con su familia y que el lunes 8, a las 11.30 a.m. sería su entierro... Lo conocí en mi tierra, Salamanca, en 1991, en el II Congreso "Los Dominicos en el Nuevo Mundo". En la UCSS nos habló del Proyecto monárquico de San Martín y Punchauca. Compartí el programa de TV sobre Santa Rosa en PAX y varios eventos en Arequipa y Lima. El sábado 25 de junio -invitado por Monseñor Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho- estaré en aquel lugar que a tantos de nosotros nos marcó por el zarpazo del dolor -recuerdo que al igual que el Dr. Teodoro Hampe salvamos la vida de milagro y salimos a gatas por una de las ventanas del volcado ómnibus. Alguno de ustedes lo recordará muy bien al perder pues sucedió la víspera de nuestras Jornadas de Historia del Derecho.

Me complace compartir su último correo electrónico en el que me felicita el año y comparte un excelente artículo. "Hola, José Antonio: Agradezco tus mensajes, que están siempre cargados de buena vibración y estímulo. Te cuento que mi dedicación personal al bicentenario de Cuero y Caicedo, con una ceremonia especial en el Hospital de San Andrés y varias notas de prensa, ha llamado la atención del Prof. Carlos Freile, Director de la Academia Ecuatoriana de Historia Eclesiástica. Tal vez tú quieras compartir estas noticias con el P. Armando Nieto. ¡Seguiremos desde luego en contacto! Una serena Navidad y un venturoso año 2016 Amigos, me gustaría -no un minuto de silencio- sino una oración por el eterno descanso de su alma. Saludos cordiales para todos de su colega y amigo

Dado que el Dr. Víctor Hugo Chanduví me asignó el tema de las Bulas de Alejandro VI, les comparto esta nota sobre las bulas alejandrinas, una mención de mi tesis doctoral acerca de la Bula de Cruzada y ya que estamos en el Año de la Misericordia, un recuerdo de la Bula del Papa Francisco y el gran abogado Santo Toribio de Mogrovejo.

Los Reyes Católicos, nada más tener conocimiento del descubrimiento de América y de la entrevista de Colón con el rey de Portugal, recurrieron a Roma y obtuvieron de Alejandro VI cinco bulas en 1493 (entre el mes de marzo -regreso del primer viaje- y septiembre -partida del segundo viaje)-. Los términos usados en este documento respecto al acto jurídico que Alejandro VI había querido establecer a través de la bula Inter Caetera (concesión, concedidas), parece no dejar lugar a dudas sobre la interpretación que los destinatarios de las letras apostólicas dieron a las mismas. Los reyes católicos parecen reconocer al Pontífice la capacidad de "conceder" las tierras recientemente descubiertas, y aceptan con total responsabilidad el mandato anejo de evangelizar a sus pobladores.Con la bula Inter Caetera de 3 de mayo de 1493 de Alejandro VI se concede a los Reyes las tierras descubiertas y por descubrir hacia occidente, con tal de que no pertenezcan a ningún otro príncipe cristiano. Al día siguiente, 4 de mayo, se concede la Inter. Caetera de partición, porque traza una raya o meridiano a cien leguas al Oeste de las Azores y Cabo Verde. La bula menor Eximiae devotionis sinceritas de 3 de mayo, es la bula de privilegios y concede a los Reyes españoles los mismos que tenían los de Portugal y que se habían mencionados en la primera Inte .Caetera pero que se habían omitido en la segunda. Por la Piis Fidelium de 26 de junio se concede a Fray Boyl y a los religiosos que le acompañaban facultades canónicas de carácter extraordinario.

En consonancia con la misión iniciada en Canarias, la bula dispensaba a los franciscanos de las normas de ayuno y abstinencia precisas para el estilo de vida y dieta de las nuevas tierras. En estas bulas se establece una separación desde 100 leguas al oeste de las Azores entre la nunciatura de Guinea y la reciente para las islas recién descubiertas. En las instrucciones entregadas el 29 de mayo se insistía en la instrucción en la fe cristiana y el buen trato por ser súbditos libres de los monarcas, y en la creación de establecimientos permanentes para la práctica del comercio. El 7 de junio de 1494, por el Tratado de Tordesillas, la demarcación territorial queda convertida en una línea recta o meridiano de 370 leguas de las Islas de Cabo Verde. Aunque la Santa Sede queda de algún modo marginada delegando en los Reyes la empresa, el Papa impone la condición de evangelizar. a la Corona Española:

Colón -consciente del espíritu misionero de los monarcas- escribirá en su Diario: "Crean Vuestras Altezas (los Reyes) que en el mundo todo no puede aver mejor gente ni más mansa; deben tomar... grande ale­gría porque luego los harán cristianos y los avrán enseñado buenas costumbres de sus reinos, que más mejor gente ni tierra puede ser..." ( Diario 24-XII-1492) "...fallé muchas islas pobladas con gentes sin número... A la primera que yo fallé puse nombre Sant Salvador a conmemoración de su Alta Magestat, el cual maravillosamente todo esto a dado... Así que monstruos no he hallado noticia, salvo de una isla que es Carib... poblada de una iente que tienen en todas las islas por muy feroces, los cuales comen carne humana." (Carta a Luis de Santángel) 15-II-1493. El mismo Colón en su diario, día 11.11, anota: "Y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían". Y al día siguiente: "Tengo por dicho...que sabiendo la lengua dispuesta suya algunas personas devotas religiosas, que luego todos se tornarían cristianos".

Establecida la Corte en la ciudad condal, los reyes don Fernando y doña Isabel, con el príncipe heredero don Juan y todo su séquito, el 3 de abril de 1493 reciben a Colón en Barcelona, bautizando los 6 primeros indios.

Al leer el artículo deL Dr. 711-1492: ocho siglos que hicieron a España me suscitó un rápido comentario en su blog fruto de mi vocación americanista y mi presencia en Perú desde hace 20 años: "Don Claudio Sánchez Albornoz identifica tres acciones clave en los cristianos: reconquista (militar), repoblación (social), evangelización (espiritual). Un dato concreto confirma cuanto afirma el historiador CSA y A. Martín Rubio: La concesión de la Bula de Cruzada a los Reyes de España por considerar la empresa de la Reconquista como ´´cruzada´´. Tal concesión se amplió a América -hasta el Concilio Vaticano II- como estudié en mi tesis doctoral ´´La bula de Cruzada en Indias´´ y que publicó la FUE".

Con mucho gusto accedo a ampliar lo que gentilmente me pidió. Parto de un fragmento del citado artículo: "La Reconquista, empleando los conceptos propuestos por Sánchez Albornoz es la "Clave" del enigma histórico de España. "Ese sacrificio fue fecundo. Por dos sendas paralelas. Porque en esa batalla se forjó el "homo hispanus" que hizo la maravilla de la empresa americana, que nos dio preponderancia en Europa durante más de un siglo y que provocó la eclosión cultural española del Siglo de Oro" (De la Andalucía islámica a la de hoy, Rialp, Madrid, 2007, p.29).

En un primer momento, se trataba específicamente de una concesión a los protagonistas directos en la guerra santa de la Península Ibérica (Reconquista) que fue transformada en cruzada por la bula "Eos qui in Ispaniam" del Papa Alejandro II en 1064. En ella, se aprueba la lucha contra los sarracenos y se concede indulgencia plenaria a todos los que la emprenden. A medida que pasa el tiempo, los papas añaden privilegios gozando de gran popularidad entre los fieles; tanto que, si la predicación de la Bula decaía, la "santa" belicosidad del pueblo se entibiaba. Cooperará a las grandes victorias cristianas. Los papas vuelcan su prestigio e influencia en favor de la cruzada española. Desde 1212 (Navas de Tolosa), Inocencio III invitará a los españoles a prestar ayuda económica y militar a los cruzados orientales. Navarra y Aragón secundan la iniciativa con sus reyes Teobaldo I y Teobaldo II, así como los hijos de Jaime I; Castilla, en un primer momento, se mantiene al margen.

Tras un siglo de inactividad (1350, llegada de Pedro I El Cruel al poder, a 1474 con los Reyes Católicos) la cruzada se renueva con la concesión de Sixto IV, el 13.XI.1479 en favor de la Guerra de Granada. Era la primera de las bulas a favor de la Reconquista granadina; en ella se otorgaba una indulgencia plenaria a cuantos cooperasen en la misma. Parece ser que fue planteada como una ampliación de la Bula de Canarias. Así lo manifiesta Ascensión de la Torre -exdirectora del Archivo General de Simancas- recordando la súplica dirigida por los Reyes Católicos al Papa para que confirme las indulgencias para la conquista de Canarias y las amplíe a la del reino de Granada.

" La Iglesia española movilizó todos sus recursos de propaganda. En todos los púlpitos de Castilla, Aragón, Sicilia y Cerdeña resonó el llamamiento pontificio que apelaba al sentimiento religioso de los fieles y excitaba el ideal de la guerra santa contra el infiel"

La "tierra encantada" del Nuevo Mundo ofreció a sus constructores múltiples posibilidades que hoy se nos antojan como pintorescas pero que en el pasado lograban paralizar la vida cotidiana por la fuerza institucional que representaba. Tal era el caso de la Bula de Cruzada que la que -como con cierta ironía llegó a escribir un autor- no se libraban ni los difuntos, ya que, como vimos al inicio del artículo, con el transcurrir del tiempo, por su doble finalidad espiritual y hacendística, se convertirá en una mera renta estatal, aunque conservara su secular motivación religiosa o su envoltorio espiritual. Para comprender en profundidad la Bula, hay que arrancar desde su origen, desde las primeras concesiones pontificias para España, su papel en la Reconquista, y seguir de cerca su evolución histórica, desde la depuración conciliar de Trento, hasta llegar con su evolución posterior hasta el S.XIX, enriquecida ya con siete tesoros: 1. Indulgencias. 2. Oficios litúrgicos y sepultura eclesiástica. 3. Confesión y conmutación de votos. 4. Dispensas de irregularidad e impedimentos matrimoniales. 5. Composición de bienes mal adquiridos. 6. Abstinencia y ayuno, 7. Oratorios privados.

El Consejo de Cruzada, como institución suprema en España, y el Tribunal de Cruzada, como subdelegación del Consejo en Indias, constituyeron la columna vertebral de toda la organización relativa a la Bula de Cruzada en América. La titánica campaña de tres siglos de predicación tras predicación se debió a los latidos permanentes de sendos organismos. A través de un inmenso océano de leyes, sermones, instrucciones o cartas, nos acercamos a un mundo dinámico de lo más variopinto; encontramos en él, desde tesoreros embargados a piadosos predicadores que hacen apología la Bula, o bien desde ingenuos y fervientes fieles que toman la bula, a socarrones cronistas que se admiran de las "industrias" de tesoreros para llenar el Arca de la Hacienda. Si tenemos en cuenta dos de sus notas, la exclusividad, por la que su aplicación suspendía automáticamente todo tipo de jubileos y gracias pontificias, junto a la universalidad, ya que abarcaba a todos los súbditos de la monarquía mayores de doce años y residentes en cualquier parte del territorio peninsular o ultramarino (además de los difuntos), podemos concluir con la agudeza, no exenta de su peculiar ironía, del historiador jesuita P. Mariana, al analizar la imbricación de la Bula con la campaña granadina:

El considerable volumen de actividades desplegadas en la publicación y predicación, así como los buenos frutos recogidos en la administración de la Bula, aconsejó el nombramiento de otro comisario y contador para Perú en 1600. Ello dio a pie al Consejo de Cruzada al establecimiento de Tribunales delegados en México y Lima en un primer momento, y posteriormente en todos los lugares que contaban con Real Audiencia. La ley primera del apartado dedicado a Cruzada de la Recopilación de Leyes de Indias así lo recoge:

"Por cuanto para la buena administración de la Bula, que se predica y publica en las provincias de nuestras Indias ha parecido convenir, que en los lugares principales haya un Tribunal formado, para que en él nuestros súbditos y vasallos tengan mejor, más cómodo y cercano recurso donde acudir en apelación con las causas que hubiere y se sentenciaren por los Jueces Subdelegados particulares de aquel distrito y jurisdicción".

Las primeras noticias sobre el tribunal peruano nos las ofrece M. Mendiburu, quien dice - sin precisar la fecha, pero antes de 1581- que el tribunal de Perú fue fundado por el virrey D. Francisco de Toledo, pero que "se organizó de nuevo en dicho año (1604) [...] siendo comisario delegado el arcediano doctor Juan Velázquez".

Impresiona constatar el vigor de esta institución que atraviesa siglos de historia adaptándose a las situaciones más adversas, como su pervivencia a pesar de la Independencia. En el s. XX. sin embargo, observamos su paulatino agotamiento forzado, sin duda, por su anacronismo. Los Papas la siguen manteniendo como por inercia, pero su languidecer es progresivo hasta llegar a desaparecer como por desuso. No obstante, Benedicto XV, el 12.8.1915.en su breve "Ut praesens periculum", siguiendo los deseos de Pío X -incumplidos por su muerte- prorrogó la Bula por doce años más. La Cruzada se había ido enriqueciendo de tal forma que ya en el siglo XX comprendía siete indultos: Indulgencias, divinos oficios y sepultura eclesiástica, confesión y conmutación de votos, dispensas de irregularidad e impedimentos matrimoniales de afinidad y crimen, revalidaciones y composición, abstinencia y ayuno, oratorios privados.

Los pontífices posteriores siguieron revalidándola hasta casi nuestros días, en que, con Pablo VI y la celebración del Concilio Vaticano II, desaparece. Por tanto, hasta 1965 se mantuvo esta sólida tradición, según la cual la limosna permitía la obtención de privilegios espirituales , la mayoría de ellos vinculados a la indulgencia plenaria y, por tanto, a va vida ultraterrena.

Para constatar la importancia que se le daba a la Bula, basta citar el testimonio de Santo Toribio Mogrovejo. Se encontraba en la visita preliminar de 1581 como preparación al Tercer Concilio Limense, en los Llanos de La Nasca. Se encontraba el arzobispo en su primer año de ejercicio y ocupado en la visita desde hacía varios meses con la intención de dirigirse después a Huánuco.

"Andando ocupado en esta visita, tuve noticia de la llegada de las bulas de la sancta cruzada a esta ciudad, e inmediatamente me partí luego para me hallar a la publicación y expedición de ellas, como cosa que tanto toca al servicio de vuestra Majestad, y lo haré en todo lo demás que se ofreciere a él tocante[...] Por lo cual, fue acrecentada la hacienda de vuestra Magestad en mucha más cuantía que en las predicaciones pasadas"[15]

La figura del segundo auténtico Santo Padre de América, va cobrando el puesto histórico que le corresponde. Tenemos la mejor prueba con motivo del IV Centenario de su muerte, celebrado el pasado 27 de abril del 2006. Entre los diversos aspectos de la rica personalidad de Mogrovejo descuella su gran preocupación por los nativos, los indios, los pobres más pobres de todos los pobres de su tiempo A ellos se entregará con denodada pasión, convirtiéndose en su auténtico padre y defensor, llegando a las periferias territoriales y humanas de su arquidiócesis y con "olor a oveja".

En la "Relación y memorial" enviada al Papa Sixto V, desde Lima, en 1598, declara claramente que ha visitado, por su "propia persona, muchas y diversas veces, el distrito, conociendo y apacentando mis ovejas, corrigiendo y remediando". Él se valió justamente de este aspecto de su visita: su veraz diagnóstico la corrección y el remedio. El santo prelado conoce muy bien la realidad; de hecho tiene para el efecto "nombrados otros jueces en esta ciudad, para mejor expediente de los negocios que hubiere" .Constata que "hay en esta ciudad santo oficio de la Inquisición, donde asisten dos inquisidores, Virrey y Audiencia Real y Alcaldes de Corte y Ordinarios de la ciudad, y Cabildo todo para ejecución de la justicia". Interesa mucho saber cuáles son los mecanismos para ejecutar la justicia:

Hay muchas doctrinas que tienen los frailes, que son ciento veintidós, poco más o menos. Hay de clérigos ciento dieciocho, poco más o menos, y con sus hospitales. El salario para la doctrina de los clérigos y frailes, se saca de los tributos que dan los indios a sus encomenderos, y asimismo a fábrica que se dan a las iglesias. Para los hospitales contribuyen los indios tributarios con un tomín que es real y medio. En las condenaciones que he hecho en las visitas, no se ha aplicado ninguna cosa para mí ni llevado nada, y a los indios que se han confirmado no he consentido que me ofrezcan candelas ni plata, ni traigan vendas, sino de mi hacienda se han puesto las candelas y vendas, que todo ello me valiera mucha cantidad, en razón de tanto número de indios, como se ha hecho bien de ver y de dar a entender, deseando todos los naturales tengan mucho contentamiento y no entiendan se les lleva algo por la administración de los santos sacramentos[16] .

Termina indicando que de su "hacienda se ha distribuido de limosnas después que entré en este arzobispado, hasta ahora ciento cuarenta y tres mil trescientos cuarenta y cuatro pesos y cuatro reales desde el año 84 hasta el 97, fuera de otras que se han repartido", Y ultima sus motivos, las razones de la misión: "a Dios sean dadas las gracias" por quien sólo esto se hace, en edificación de los prójimos, procurando darles buen ejemplo y animándolos a lo mismo". En definitiva, quiere implantar la auténtica "ciudad de Dios", rechazando la vida mundana de los corregidores, que no buscan "más que las satisfacciones del cuerpo o del espíritu o las dos a la vez (...) "... han puesto sus pensamientos en cosas sin valor y se ha oscurecido su insensato corazón. En la ciudad de Dios, en cambio, toda la sabiduría del hombre se encuentra en la piedad que da culto al verdadero Dios".

Como el propio Papa Francisco escribe en la bula convocatoria del Año de la Misericordia, debemos encomendarnos en oración a los grandes "santos y beatos que hicieron de la misericordia su misión de vida" ( Misericordiae Vultus 2 ).

Entre ellos, sin duda, hay que colocar a nuestro Santo Toribio, jurista, hijo y .nieto de juristas. Así da testimonio en el proceso de beatificación de 1631, Diego Morales, su secretario, que "se aficionó de él, de manera que siendo muchacho deseó entrar a servir esta iglesia de monaguillo para tener ocasión de verle cada día y besarle la mano y tener entrada...y a todos los pobres indios que encontraba los abrazaba y acariciaba". O el campesino Gaspar Lorenzo de Rojas, natural de La Paz, quien recordará vívidamente que "el dicho siervo de Dios llevaba algunos regalos y confites para acariciar y atraer así con más facilidad a los indios pequeñuelos para con eso enseñarles la doctrina cristiana y ley evangélica...Y así mismo se holgaba de conversar con personas pobres, humildes y enfermos, viles y miserables, procurando la salvación de sus almas y muy especialmente con los indios; y, finalmente juzgaba de sí era el menor de todos y que todos eran superiores a él". No nos extraña, por tanto, lo que afirma de él su inseparable Sancho Dávila: "Le quieren y le aman como si fuera padre de cada uno"; tanto que, al dejar el poblado y continuar su peregrinación, "lloraban su partida como si se les ausentara su verdadero padre"


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