Revista Filosofía

De las cosas

Por Peterpank @castguer

De las cosas

¿Por qué las cosas han asumido tan inmensa importancia en nuestras vidas? ¿Por qué las cosas, la propiedad, las casas, los vestidos, etc., están en un lugar tan predominante en nuestras vidas? ¿Es porque simplemente las necesitamos?, o, ¿es que dependemos de ellas para nuestra felicidad psicológica? Todos necesitamos vestido, alimento y morada. Esto es notorio, pero ¿por qué esto han asumido una importancia y significación tremendas?

Las cosas asumen tal valor y significación desproporcionados porque psicológicamente dependemos de ellas para nuestro bienestar. Alimentan nuestra vanidad, nos dan prestigio social, nos brindan los medios de lograr el poder. Las usamos con objeto de realizar propósitos diversos de los que tienen en sí mismas.

Necesitamos alimento, vestidos, albergue, lo cual es natural y no pervierte; pero cuando dependemos de las cosas para nuestra gratificación, para nuestra satisfacción, cuando las cosas llegan a ser necesidades psicológicas, asumen un valor e importancia completamente desproporcionados y de aquí se origina la lucha y el conflicto por poseerlas y los diversos medios de conservar las cosas de las cuales dependemos.

Muchos piensan que si las cosas del mundo estuvieran bien organizadas, de tal modo que todos tuviesen lo suficiente, entonces existiría un mundo feliz y pacífico; pero me temo que esto no será así si individualmente no hemos comprendido el verdadero significado de las cosas.

Dependemos de las cosas porque internamente somos pobres y encubrimos esa pobreza del ser, con cosas, y estas acumulaciones externas, estas posesiones superficiales, llegan a ser tan vitalmente importantes que por ellas estamos dispuestos a mentir, a defraudar, a luchar y a destruirnos unos a otros. Porque las cosas son el medio para lograr el poder, para tener gloria.

Sin comprender la naturaleza de esta pobreza interna del ser, el mero cambio de organización para la equitativa distribución de las cosas, por más que tal cambio es necesario, creará otros medios y caminos de obtener poder y gloria.

A la mayor parte de nosotros nos interesan las cosas y para comprender nuestra justa relación respecto a ellas, se requiere inteligencia, que no es ascetismo, ni afán adquisitivo; no es renunciación, ni acumulación, sino que es el libre e inteligente darse cuenta de las necesidades sin depender afanosamente de las cosas. Cuando comprendamos esto, no existirá sufrimiento por  desprenderse de algo, ni el dolor de la lucha de la competencia. ¿Somos capaces de examinar y comprender críticamente la diferencia entre las propias necesidades y la dependencia psicológica de las cosas?

Nuestra relación con las cosas se basa en la codicia. Pero ¿ cuándo se transforma en codicia la necesidad? ¿No es acaso codicia que el pensamiento, percibiendo su propia vaciedad, su propia falta de mérito, proceda a investir las cosas de una importancia mayor que su propio valor intrínseco y en consecuencia crea dependencia de ellas?

La codicia, en una forma u otra, es siempre la causa del antagonismo, del odio nacional despiadado, y de las brutalidades sutiles. Si no comprendemos la codicia y la combatimos, ¿cómo podemos comprender la realidad que trasciende todas estas formas de lucha y sufrimiento?

Debemos comenzar con nosotros mismos, con nuestra relación respecto a las cosas y a la gente. Las guerras son por las cosas y en ellas están basados nuestros valores sociales y morales Sin entender el proceso complejo de la codicia no comprenderemos la realidad.

C.M.


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