De las Guarimbas a Charlie Hebdo.
Publicado el 10 enero 2015 por Jmartoranoster
Laila Tajeldine
Como bien es sabido, el terrorismo es la acción que ejercen los estados o individuos para dominar a la sociedad por medio del terror. Está operación se ha constituido en un arma para coaccionar a los gobiernos y sus sociedades a fin de someterlos a una condición de manera involuntaria por el miedo y el terror a los que la ejercen.
Lo sucedido en Francia el día 07 de enero de 2015 contra el semanario Charlie Hebdo fue un vil acto de terrorismo. Ahora bien, muchos hemos advertido del peligro que resulta para el mundo alentar a terroristas en África, Asia y Sur América. Los grupos que hoy financian Estados Unidos y países aliados, como es natural, salen del control de sus financistas, hasta el punto que no solo afectan a los países a los cuales fueron dirigidos esos extremistas, sino que se vuelcan contra ellos mismos; un ejemplo de ello es el injustificable degollamiento del periodista estadounidense James Foley.
El mundo hoy presencia una descarada violación del derecho internacional, cuando algunos países auspician a grupos terroristas. Un caso es la transgresión de la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU que prohíbe a todos los estados de apoyar, alentar, financiar a terroristas y grupos terroristas.
Venezuela no está exenta del terrorismo. Entre febrero y junio de 2014 se cometieron una serie de actos terroristas alentadas desde el exterior que generó la muerte de 43 seres humanos. Tales acciones siguen alentándose desde Estados Unidos, con la aprobación de sanciones por parte de ese país. Es por esa razón que los países de la región, el Movimiento de países No Alineados, el Grupo de los 77+China, entre otros, conscientes de lo que ello significa condenaron la acción ejercida por el gobierno estadounidense porque la misma alienta a la comisión de otros actos terroristas.
La Comunidad Internacional debe actuar sin dilación contra el terrorismo dondequiera, por quien quiera y contra quien fuera que se cometa. La lucha contra este flagelo no debe hacerse de forma selectiva, al contrario, debe ser una regla sin exclusión.