¡Nos encantan las lecheras! No concebimos poner la mesa para el desayuno sin uno de estos elementos para servir la leche, nada de escanciarla directamente de la botella o el tetrabrik... Tanto nos gustan que una de nosotras parece que las colecciona. De ir adquiriéndolas por aquí y por allá, al final se ha juntado con unas cuantas. Sus preferidas son las de cristal, y se usan todas, sin distinción, pues es un placer diario eso de elegir con cual de ellas se va a servir el café.
El único inconveniente de este material es que se va rajando por el mismo sitio; la zona del asa... Con lo que nuestras jarritas dejan de formar parte de la reserva activa, nos da miedo seguir usándolas, para adoptar una cómoda vida contemplativa y, temporalmente decorativa.
Fuera del taller hay unos setos que en primavera comienzan a dar unas flores preciosas... No son pocas las veces que nos escapamos con unas tijeras para cortar ramilletes. Además, al lado del quiosco donde compramos la prensa, hay otro seto diferente con otras flores divinas. Joaquín, el quiosquero, que ya sabe de nuestros gustos y aficiones, a veces nos sorprende con ramos de esas otras.
Ojalá supiéramos de botánica para identificar a estas bellezas con las que preparamos pequeños ramos que alegran nuestras casas desde Mayo hasta casi Noviembre.
Y que forman una pareja perfecta con nuestras lecheritas rotas.
Y vosotr@s, ¿qué otro uso le daríais a estos coquetos recipientes?