“Sólo aquellos que ven lo invisible pueden realizar lo imposible”.
Bernard Lown
Lo que desde algunos sectores y dirigentes de Izquierda Unida se está planteando, en lo que yo llamo salto al vacio o en el lenguaje de los 60 y 70 quemar etapas y que tan profundos desastres económicos, políticos y humanos produjeron, no es más que un deseo fantasioso que no tiene en cuenta las condiciones históricas del momento actual.
La ciudadan
ía, la clase trabajadora, no nos demandan ni ahora, ni nunca, grandes proyectos institucionales transformadores, lo que nos demandan es el aquí y el ahora, y qué hacemos, qué esperanzas les damos, qué alternativas se les están dando, pues las siguientes: III República y Proceso Constituyente, lo que a mi parecer hace que nuestro proyecto no se base en un análisis concreto de la realidad concreta y pegado al terreno, sino que sea una suerte de deseo que no por mucho desearlo se va a convertir en realidad de la noche a la mañana.La política de Reconciliación Nacional del 56 del PCE, la articulación política de la ciudadanía a través del movimiento vecinal, el surgimiento de las CC.OO. o el decálogo por la libertad y la democracia del PCE, el Bloque Social de Progreso o la misma formulación y posterior desarrollo de la política de convergencia política y social que dió lugar a la formación de IU, todas ellas fueron políticas pegadas al terrano que nos valieron críticas, muchas de ellas feroces tanto desde el PSOE como de los que supuestamente están a nuestra izquierda, pero que valieron para transformar la realidad concreta, y la consecución de demandas por parte de la sociedad.
En todo momento esas políticas demostraron lo acertado de su formulación, pagó un alto precio, sobretodo el PCE, que en la mayoría sino en todas estuvo al frente de ellas, pero demostró la validez de sus planteamientos porque dió sustento a la clase a la que iba dirigida.
Es por ello que hoy por hoy IU debe pegarse al terreno para poder transformar globalmente a esa clase a la que nos dirigimos, y no quedarnos en formulaciones grandilocuentes, ilusorias y que tan sólo llegan a determinados grupúsculos ultravanguardistas; quitémosle a la derecha su nueva formulación teórica de la mayoría silenciosa, porque es falsa, porque esa mayoría no es suya, es parte integrante de la clase trabajadora, es parte de la base social a la que aspiramos, es esa mayoría a la que necesitamos para el salto organizativo, social y también electoral, sin esa base nos quedamos bailando entre el 5 y el 15%, no hay más.
Por otro lado IU tiene pendiente la definición o redefinición de su base social organizativa, y digo organizativa de cara al exterior y no hacia el interior, esa la tenemos muy desarrollada, somos maestros en la creación de grupos de opinión partidista, corrientes organizadas que sólo aspiran a dirigir lo poco que hay y poco más, líderes mediáticos que son sol de tres días, que saben de todo y hablan de todo al más puro estilo del tertuliano radiofónico, y profesionales en la creación de palabras para élites ávidas de discurso sin método; no, me refiero a las formas organizativas de entroncar con la sociedad porque no es lo mismo actuar en una ciudad de 3 millones de habitantes que en una de 200 mil, por no decir en el medio rural, donde la Asamblea Local es fundamental, y donde cualquier atisbo de “corrientitis” puedar dar al traste con la organización en ese ámbito.
Volver a encontrar sentido al trabajo militante de las organizaciones de base teniendo en cuenta a estas también como fuentes de elaboración y formación de alianzas, y no sólo lugares de confrontación interna, que yo llamaría en las más de las veces “batallas de los egos”.
Proceso Constituyente y III República, claro que sí, pero para el 90% de la población, y para eso que son objetivos a largo plazo no debemos gastar nada más que saliva, los métodos, las formas, el trabajo, la ampliación de nuestra base social, la explicación de nuestro proyecto, gobernar donde podamos gobernar, e influenciar al gobierno allá donde se pueda, eso es lo que debe ocupar nuestro esfuerzo, ahí es donde podemos ahondar y hacer ver las contradicciones del sistema, el utilizar grandiosas palabras pero sin contenido real y concreto para la gran mayoría, dar saltos hacia adelante explicando lo que vendrá como si esto fuera a venir sólo o por inercia es caer en la antiutopía, por no decir desde mi punto de vista lo más contrario a las enseñanzas de Marx o de Lenin.
Hay que conocer las contradicciones del sistema, para después explicarlas y enseñarlas con un lenguaje sencillo, luego plantear la alternativa, la confrontación, sacar enseñanzas de la confrontación, autocrítica, reformulación, y vuelta a empezar, sólo así seremos mayoría, La Mayoría, clara, concreta y sencilla para la gente y con la gente.
Sólo así la utopía será alcanzable y entonces dejará de ser utopía, y habrá que formular una nueva.