Revista Libros

De lo mejor (y más raro) que se puede leer

Por Esperanza Redondo Morales @esperedondo
Un trabajo muy sucio, de Christopher Moore, seguramente gustará a aquellos que tengan un humor un poco macabro. Ya sólo la portada llama la atención: un dibujo en el que vemos parte de la silueta de una persona (concretamente un brazo y una pierna, que asoman como si salieran del lomo del libro) que lleva un carrito de bebé en el que hay una calavera en miniatura, con una guadaña en la mano, es imposible que te pase desapercibida...
EL ARGUMENTO
Nuestro protagonista, llamado Charlie Asher, es un tío normal que vive en San Francisco, en el mismo edificio (herencia de su padre) en el que está la tienda de objetos de segunda mano de la que es dueño. Charlie y su mujer, Rachel, están a punto de ser padres; en fin, que Charlie tiene un trabajo que le gusta, una mujer que le adora, dentro de nada tendrá un hijo... Las cosas no le pueden ir mejor en la vida.
El día que nace su hija, a la que deciden llamar Sophie, Charlie se pone tan paranoico que Rachel le convence para que se vaya a casa y descanse un poco. Cuando está montado en el coche, antes de arrancar se da cuenta de que el CD favorito de Rachel está allí, así que decide volver al hospital para dejárselo. Y cuando entra en la habitación, ve a un tipo desconocido, altísimo, negro y vestido con un traje verde, al que se supone que no debería ver... Y cuando se acerca a su mujer, a la que cree dormida, se da cuenta de que está muerta.
Charlie está a punto de hundirse, pero decide hacer de tripas corazón para intentar volver a su vida normal, sobre todo por el bien de Sophie. Hasta que un día, de repente, se fija en que de vez en cuando ve objetos que brillan con un color rojo muy extraño, como si estuvieran latiendo. Por supuesto, y para desesperación de Charlie, él es el único que los ve. También se da la circunstancia de que hay gente a su alrededor que muere de repente; unos cuervos enormes se posan en las ventanas de su edificio; y para entretener a Sophie le compra mascotas, y todas ellas mueren sin explicación. Todas menos dos...
Después de varias situaciones de lo más insólito para él, y tras recibir el Libro de los muertos, descubre que ahora es un Mercader de la Muerte, y que debe dedicarse a ir visitando a personas que están a punto de morir, con la misión de conseguir algún objeto de ellas, que tiene el brillo rojo que sólo Charlie puede ver, y que es donde se encuentra escondida el alma de dichas personas.
La forma de saber qué personas son esas es muy sencilla: de vez en cuando aparecen en la agenda de Charlie los nombres de quienes van a fallecer, y debajo de cada nombre el número de días que tiene para encontrar el objeto en el que se alberga su alma. El objeto en cuestión deberá venderse a otro comprador antes de que finalice el plazo, para así evitar que caiga en manos de "los malos", que se ocultan en las alcantarillas de San Francisco y a veces incluso hablan con Charlie.
LOS PERSONAJES
Además de nuestro amigo Charlie, que es un tipo tan normal que le acabaremos tomando cariño, e incluso en algunas ocasiones nos sentiremos identificados con las cosas que le pasan o lo que piensa, en la novela nos encontramos con algunos otros personajes:
- Rachel, la mujer de Charlie: aunque tiene una aparición brevísima, nos basta ese corto tiempo para darnos cuenta de lo mucho que le quiere y se preocupa por él. También aparecen, aunque muy de pasada, los suegros de Charlie.
- Sophie, la hija de Charlie y Rachel: una niña de la que no se puede contar demasiado, por el peligro de destripar cosas. Sólo diré que se hace querer, y que resulta ser una cría de lo más especial.
- Jane, la hermana de Charlie: se desvive por su hermano, aunque es la primera en meterle caña cuando lo ve necesario. Trae a Charlie por la calle de la amargura, entre otras cosas porque tiene la manía de ponerse sus trajes y también porque su vida sentimental es algo caótica.
- Ray y Lily, los empleados de la tienda de Charlie: Lily es adolescente, gótica, no tiene pelos en la lengua y está obsesionada con los temas relacionados con la muerte. Sus salidas fueron una de las cosas que más me hicieron reír a lo largo de la lectura de la novela. Ray, el otro empleado de Charlie, es un ex policía, divorciado varias veces, y cuya vida social se limita a chatear con "mujeres" asiáticas (como le dice Lily un día, alguna de ellas tiene incluso nuez) que están locas por conocerle.
- La señora Korjev y la señora Ling, las vecinas de Charlie: son dos mujeres, una rusa y la otra china, que se turnan para cuidar de Sophie mientras Charlie está ausente. Tienen algunos diálogos que son directamente para besugos, y con ellas también me harté de reír, a pesar de los tópicos: la señora Korjev lo compara todo con los osos ("está fuerte como un oso", "he comido como un oso") y la señora Ling se pasa la vida investigando cualquier forma de vida que se pueda utilizar para echarla a la cazuela.
- Minty Fresh: el otro mercader de la muerte que Charlie conoce al principio del libro. Es el desconocido a quien ve cuando vuelve al hospital para llevarle el CD a Rachel.
- El emperador de San Francisco: es un indigente a quien todos en el barrio conocen, que vive en la calle y tiene unas conversaciones de lo más interesantes con Charlie.
- El inspector Rivera: se encarga de seguir a Charlie durante buena parte de la historia. Al principio cree que Charlie está poco menos que loco de atar, pero según avanza el libro se va dando cuenta de algunas cosas...
- Los malos: las fuerzas de la oscuridad están representadas básicamente por las Morrigan, unos seres que viven bajo tierra (de ahí que Charlie las oiga hablar en las alcantarillas) y que intentan arrebatar las almas a los mercaderes de la muerte, antes de que ellos las vendan.
- Y algunos otros más, que irán apareciendo a su debido tiempo.
MÁS COSAS
Uno de los aspectos de la novela que más llama la atención es que en ella se nos describe a Charlie como el típico macho Beta (simpático, amable, con un gran sentido del humor que conquista a las mujeres), en contraposición al macho Alfa, que normalmente es el más agraciado de la naturaleza y, por lo tanto, suele salir ganando... Casi siempre. El caso es que el personaje de Charlie es totalmente creíble: nos cae bien desde el principio, aunque en su primera aparición en el hospital, con Rachel y Sophie, se pone tan pesado y tan histérico que te dan ganas de darle un par de tortas bien dadas para que se tranquilice.
En la novela, además, el autor mezcla como nadie las paranoias de Charlie con las situaciones disparatadas; los diálogos desternillantes entre las vecinas (las potencias del Este, como Charlie las llama); la obsesión de Lily por saber si Charlie es la muerte, con M mayúscula; la insistencia de Jane en que su hermano salga y se divierta, e incluso que intente conocer a alguna mujer, a ver si así deja de ver cosas raras; el interés de Ray en averiguar si lo que realmente le pasa a Charlie es que con la muerte de su mujer se ha vuelto loco y ahora es un asesino en serie...
El estilo en el que está escrita la novela es muy bueno, aunque llega un momento en el que pasan cosas tan extrañas que a veces tienes que volver hacia atrás en algún párrafo para asegurarte de que está pasando lo que crees que está pasando... De todas formas, ayuda bastante el hecho de que no hay saltos en el tiempo, ni el autor se dedica a hacer flashback para contarnos algo que ocurrió anteriormente; todo lo contrario: la historia ocurre de modo totalmente lineal, y unas cosas se van sucediendo a otras. A veces a un ritmo demasiado rápido, es cierto, pero no por ello menos divertido.
CONCLUSIÓN. ¿RECOMENDABLE?
Definitivamente, sí.
Si te gustan las historias divertidas y al mismo tiempo un poco irreales... Si te gusta el humor negro y macabro y al mismo tiempo disfrutas con los momentos tiernos... Si te gustan las sorpresas aunque al mismo tiempo intuyas algo de lo que puede pasar en una historia... Si te gustan los personajes reales y al mismo tiempo un poco surrealistas... No puedes dejar de leer Un trabajo muy sucio.

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