algunas cosas tienen que ser creídas para advertirlas en todo su esplendor
del amor vienes con las manos llenas de rocío con los dientes rotos de morder un sueño
y así el tiempo el implacable con su vocación homicida de desagüe descompone la razón
así las horas babean herrumbre y abandonan tristeza como patos que flojean en el alambre
la provincia mayor de mis pecados agasajada esta noche por un sencillo abrazo sin término
el fulgor de lo que estalla y se aleja
el número vaciado de contenido y arrojado a las bestias
la palabra convertida en baratija y arrojada a las bestias
mañana será otro día y tendrán que venir ya por fin los invitados
yo caminaba puro como el verbo humilde
un cielo ensimismado me contempla y entiende