Curiosa señal de tráfico
A medida que nos acercamos a Valensole, empezamos a ver campos de lavanda y es que este pequeño pueblo está considerado el centro productivo.No estamos en época de floración, que se limita al mes de julio, pero las filas perfectamente alineadas adaptándose al terreno con sus sinuosas ondulaciones es bien bonito de ver. No puedo imaginarme como debe ser de precioso cuando estas vastas extensiones se cubren de morado y el aroma del espliego embriaga todo el ambiente. Tampoco he tenido la ocasión de experimentarlo esta vez, pero confío que a la tercera irá la vencida.En los mismos campos se anuncian las destiladoras de esencia y la venta directa, tanto de perfume o colonia de lavanda como de la miel de esta planta aromática.
Pasamos por Riez la Romane, Roumoules, Vinon sur Verdon ... hasta llegar a Moustiers Sainte Marie, un pueblecito encaramado al borde de un barranco, en un escenario natural impresionante entre las elevadas paredes desnudas de la montaña. El emblema de la ciudad es una estrella que cuelga de una cadena a 200 metros de altura entre dos puntas rocosas. Según algunos historiadores locales se trata de una ofrenda votiva, obra de un caballero a su regreso de las cruzadas. Pero en estos casos nunca existe una única versión. También se cuenta que en el siglo XIII fue un jinete llamado Blaca quien la colgó en agradecimiento por su liberación de prisión.
Paseamos por sus tranquilas y empinadas calles, vacías ahora en invierno, hasta la plaza de la iglesia. Algunos comerciantes mantienen abiertos sus negocios a la espera de que algún despistado como nosotros se deje caer por allí. Se venden productos artesanales de la Provenza y cerámica de Moustiers, aunque la mayoría d’atéliers están cerrados. La cerámica vidriada de color blanco, conocida con el nombre de faïence, se estableció en Moustiers en el siglo XVII siendo la Madame de Pompadour una de sus clientas más asiduas. Pero las modas cambian y esta técnica de vidriado cayó en el olvido hasta mitad de los años veinte cuando se recuperó.Por el centro del pueblo pasa un riachuelo que forma pequeñas cascadas y el agradable susurro del agua nos va acompañando.
Seguimos la ruta y continuamos por la D952 de Moustiers hasta Castellane, las dos bases principales para explorar el Gran Cañón de Verdon, el fenómeno natural más sobrecogedor de la ruta. El río Verdon nace a 2500 metros de altitud, en el Col d’Allos, gira hacia el oeste pasando por Castellane, para acabar transcurriendo a través de 25 kilómetros de gargantas estrechas, que alcanzan los 700 metros de alto. El río se retiene por primera vez en el Lago de Ste Croix que se encuentra a pocos km de Moustiers.
El color turquesa de sus aguas así como las del propio río, contrastan con el color grisáceo de la piedra calcárea de las paredes del cañón, formando un espectacular conjunto.El hecho de que el río se abra camino entre este inmenso macizo en lugar de buscar el curso fácil, es debido a que en el pasado esta altiplanicie rocosa estaba a menor altura. La estrecha carretera que va siguiendo el cañón atraviesa la altiplanicie calcárea con unas vistas que estremecen.
La niebla que veíamos en la parte más alta se nos va echando encima, lo que nos obliga a circular muy despacio y con extrema prudencia pero no nos importa porqué el paisaje es único y nos gusta poder tomárnoslo con mucha calma. La nieve que al principio se acumula tan sólo en algún rincón sombrío acaba cubriendo toda la superficie.
Seguimos la carretera D4085 hasta Grasse y a pesar de la nieve, no tenemos ningún problema ya que apenas nos cruzamos con algún coche.Llegamos a Grasse en el Departamento de los Alpes Marítimos. Se trata de la capital del perfume y donde se encuentran muchas de las industrias dedicadas a este negocio.
El pueblo nació en el siglo X entre estas piedras escarpadas, como encrucijada de distintos caminos que conducían a los Alpes y a los pies de las montañas. Dado que en sus alrededores se criaba ganado, Grasse se convirtió desde la Edad Media, en el centro de la curtiduría y fabricación de guantes. No obstante, en el siglo XVII la moda sustituyó a los guantes perfumados y la ciudad se decantó por la elaboración de las materias primas necesarias. La perfumería fue evolucionando hasta convertirse en el sector económico más importante, exportando, aun hoy en día, esencias a todo el mundo.Una de las más importantes es la empresa Fragonard, pero no la única y las grandes marcas como Chanel tienen aquí presencia. En Grasse se desarrolla parte de la novela “El perfume” de Patrick Süskind y también algunas escenas de la película. El pueblo huele a rosa, a perfume, a limpio, a jabón...aromas que provienen de la antigua pero aun en funcionamiento fábrica Fragonard donde se puede visitar el Museo del Perfume que se encuentra en sus instalaciones. Es realmente interesante y una buena introducción a la historia del pueblo y su evolución relacionada con la perfumería. Encontramos una completa información sobre el proceso de obtención de los perfumes y sobre la familia que inició el negocio, así como una muestra muy interesante de alambiques y una buena colección de frascos de perfume y demás objetos relacionados con ese mundo. También se puede ver parte de la antigua fábrica, aunque la mayor actividad se desarrolla en otra planta de las afueras.
Justo al lado, encontramos el museo de ropas y joyas provenzales de la colección particular de la señora Fragonard. Acabamos en la tienda donde no puedo evitar caer en la tentación de comprar productos de la casa.
Paseamos por el centro histórico de Grasse y me cuesta poco inspirarme e imaginarme el ambiente lúgubre y recóndito descrito en la novela de Patrick Süskind. Callejuelas estrechas, oscuras, casas medievales medio derruidas, ropa tendida en sus balcones ... un barrio muy pintoresco aunque un tanto abandonado.
En uno de los antiguos palacios, hay una placa en la fachada que indica que allí vivió D’Artagnan, mosquetero del rey Luis XIV. Caminamos hasta la parte alta donde se encuentra el Ayuntamiento, que ocupa el antiguo Palacio Episcopal y la Catedral, con un interior que sorprende por su sobriedad.
Seguimos hasta Cannes donde a estas horas de la tarde las calles se encuentran en plena ebullición. Aquí el ambiente es totalmente distinto: glamour, tiendas caras, chicas guapas, señoras elegantes, una iluminación de Navidad refinada...Ya conocemos Cannes por lo que le dedicamos tan sólo un fugaz paseo, y continuamos hasta Niza donde tenemos intención de pasar la noche.