Revista Salud y Bienestar
Recomiendo encarecidamente hoy dos lecturas, la primera el artículo que publica Milagros Pérez Oliva en El País a propósito del multazo que el gobierno de los EEUU le ha puesto a GlaxoSmithKline y Abbott por haber incurrido en graves malas prácticas en la promoción y venta de medicamentos. Estas prácticas, por supuesto, sólo pasan en los EEUU, aquí en España es imposible que las industrias farmacéuticas incurran en malas prácticas de promoción, ni que nuestros secretarios de estado, directores generales de farmacia, gerentes, subdirectores, jefes de servicio o presidentes de escalera tengan la puerta giratoria ahora estoy de gestor en lo público, ahora de responsable de nosemuybienqué en una gran industria.
La segunda es una carta que se titula "Estudios observaciones postcomercialización: mi experiencia en la industria farmacéutica" es interesantísima no sólo por lo que dice, sino por quién lo dice, un antiguo trabajador de una gran compañía farmacéutica y por dónde lo dice, nada menos que en el BMJ. Resumiendo la carta pone de manifiesto lo que ya sabemos, más de lo mismo, llamémosle sutilmente corrupción de la industria y de "líderes de opinión". Mientras tanto aquí en casa, nuestro recorte sanitario se centra en que los pensionistas paguen el 10% de los tratamientos que se han puesto, en muchos casos, influidos por esos líderes de opinión y por esa promoción de la industria farmacéutica y en sacar de la financiación medicamentos útiles y baratos contra el estreñimiento y la tos, en lugar de los que siguen siendo promocionados con esos métodos y que no aportan nada nuevo al beneficio terapéutico de los pacientes.