Supongo que no seré la única madre que juega con sus hijos. Afortunadamente. En cuanto vi que mis bebés podían interactuar conmigo (a su manera) empecé a jugar con ellos. Empecé por las palmitas y los cinco lobitos. Muy a la par iba el cucutrás. Me encantaba verles reír y soltar aquellas carcajadas tan grandes que apenas podía creer que salieran de unos cuerpos tan pequeñitos.
Como imaginaréis, según han ido creciendo ellos, los juegos se han ido haciéndose más complejos. Ahora los mayores juegan al fútbol, al parchís, a la oca y a algún otro juego de mesa. Con el Mayor se puede jugar al veo, veo y a las damas. Ya me ha pedido que le enseñe a jugar al ajedrez.
El verano pasado, con un dado grande de juguete, se me ocurrió decirles que tenían que hacer una casa según el número que saliera. Por ejemplo, si salía el 1 había que agacharse, con el 2 había que saltar a la pata coja, con el 3 tenían que quedarse quietos como estatuas… y así hasta el 6.
De nuevo, vuelvo a fijarme en los juegos que están en el mercado. Hay muchos nuevos que no conocía, pero para mi asombro, sigue habiendo otros que salieron en mi propia infancia. Ahí está la Bola loca, aunque creo que ahora le han cambiado el nombre, sigue el Twist, el Quién es quién y el Conecta 4 (donde soy la reina absoluta, aunque esté mal que yo lo diga, jejeje).
El Mayor se sorprende que yo sepa jugar a Piedra, papel o tijera, que conozca las reglas de Fuga o Látigo y sepa jugar a las palmas con la canción de En la calle 24. Y él me sorprende a mí con juegos como Pistolero o Torito bravo.
Está claro que la maternidad nos llena la vida de muchas cosas. Los juegos son una de ellas, por eso quería incluirlos en mi particular Diccionario de la maternidad de la A a la Z.
CONTRAS:
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A veces me cuesta recordar cómo se jugaba a algo, aunque conozca el juego.
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Otras veces, las reglas con las que yo jugaba de pequeña a algún juego no coinciden con las que han aprendido mis hijos.
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Con el Peque trasteando a todas horas por casa y con su afición a coger todo lo que tienen sus hermanos entre manos, es difícil sacar un juego de mesa y que no coja las piezas. Estoy deseando que sea algo más mayor para poder jugar con los tres al parchís, por ejemplo.
PROS:
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A mí siempre me ha encantado inventarme juegos. Ahora con mis hijos tengo la excusa perfecta. El reto está en encontrar uno al que puedan jugar los tres a la vez.
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Los juegos de mesa me chiflan. Espero que mis hijos saquen la misma afición. De momento, creo que van por ese camino. ¡Sólo hace falta sacar el Monopoli de Rayo McQueen para comprobarlo!
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Creo que algunos juegos, además de divertidos, enseñan muchas cosas, como esperar cada uno su turno, saber ganar, aprender a perder, etc.
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Inventarse un juego es ser creativo. El buen tiempo propicia los juegos al aire libre, que son los que requieren más imaginación.
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
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