Dos volcanes forman la clave en esta historia de la Isla de Pascua, se trata del Rano Raraku, donde se tallaban todos los Moais y el Rano Kau, el volcan que servía para albergar la aldea de Orongo, donde se forjó la última gran tradición de la isla: el hombre pájaro o tangata-manu.
Situados en extremos opuestos de la isla, la importancia del Rano Kau fue aumentando a medida que se perdía en Rano Raraku. Los Moais dejaron paso al culto al dios Make-Make y con él, al hombre-pájaro.
Panorámica del Rano Kau
El Rano Kau y el Rano Raraku
El volcan Rano Kau es un lugar que te impresiona por sus dimensiones, sobre todo por su enorme cráter de 1600 metros de diámetro; por su escasa altura, tan solo 324 msnm y por la laguna que tiene actualmente el cráter, donde podemos encontrar abundante vegetación y algo de microfauna.
Es uno de los lugares más bellos de la isla y seguramente de los volcanes más bonitos del mundo. Una vez allí, solo queda dedicarle tiempo a contemplar, disfrutar y fotografiar.
Por su parte, el Rano Raraku fue el lugar más importante de la isla durante el periodo de los Moais, ya que en sus laderas se tallaban los Moais.
21W en Rano Raraku
Al igual que sucede con el Rano Kau contiene una laguna de agua dulce en su interior, pero de menor belleza, con apenas unos juncos acompañando el paisaje, pero el hecho de contemplar los Moais en sus laderas lo convierten en un lugar clave y especial en Isla de Pascua.
Laguna del Rano Raraku
La aldea de Orongo
Se trata de una aldea ceremonial construida en un borde del cráter del Rano Kau con motivo del culto de Make-Make y la competición del hombre-pájaro o tangata-manu.
Lo curioso es que sólo se usaba unas cuantas veces al año, en concreto en en el inicio de la primavera. Actualmente, se pueden observar 53 casas realizadas en piedra en la aldea. La mayor parte de ellas, 51, fueron restauradas entre 1974-1976.
Casa de la aldeas de Orongo
Asimismo, Orongo es el principal lugar de arte rupestre de isla de Pascua, pudiendo encontrar centenares de variados petroglifos; sin embargo, no fue realmente importante hasta que la ceremonia del tangata-manu tomó relevancia.
El ritual del hombre-pájaro o tangata-manu.
Más que un ritual, podemos definirlo como una batalla por conseguir el liderazgo. Se trataba de una ceremonia anual en la cual los jefes de diferentes tribus o sus representantes competían para conseguir el primer huevo del manutara (gaviotín apizarrado), que se encontraba en el islote Motu Nui donde el manutara anidaba.
Es en Orongo donde, en Primavera, diversas personas provenientes de toda la isla acudían para llevar diversos preparativos de la competición.
El ritual exacto consistía en descender por el acantilado (impresiona verlo desde el Rano Kau) y nadar hasta el islote de Motu Nui, donde podían permanecer días o semanas a la espera de encontrar un huevo del manutara.
Islote de Motu_Nui desde Orongo
Una vez conseguido el objetivo, el huevo, la persona volvía a subir el acantilado y regresaba a la isla para ser investido como hombre-pájaro. Tras tomar su nuevo cargo, esta persona pasaba a considerarse sagrado, teniendo que vivir en reclusión ceremonial por un año.
Dos volcanes, dos tradiciones, dos ubicaciones, pero una misma isla envuelta en un halo misterioso que lo hace una maravilla única en el Mundo.
21W en el Rano Kau