Revista Arquitectura

De los planes, los planos y los paisajes…

Por Paisajetransversal @paistransversal
por Miriam García y Manuel Borobio
De los planes, los planos y los paisajes…
Nos preguntamos si esta crisis que se ha llamado «del ladrillo» y que ha dejado sus efectos devastadores no sólo en los mercados, sino en nuestros paisajes, supondrá también una posibilidad para replantearnos la manera de planificar nuestros territorios y ciudades.
Decía Marcel Proust que «el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos». La legibilidad de los paisajes es compleja, dado que el paisaje es básicamente percepción del entorno y éste se compone tanto de elementos visibles como invisibles. Así, la percepción es un proceso nervioso que nos permite, a través de los sentidos, recibir, elaborar e interpretar la información que proviene del ambiente, pero también de nosotros mismos. Por lo tanto, los paisajes se perciben con los sentidos pero también con la memoria y el conocimiento, de tal forma que lo que no se reconoce no se aprecia y se vuelve invisible.
Hace tiempo que nuestra sociedad ha dejado de mirar —o simplemente ha vuelto la mirada— a realidades ambientales y sociales que perturban su conciencia. La imagen que presentan muchas de nuestras ciudades y sus periferias ha puesto de manifiesto el hecho de que no hemos sido capaces de generar paisajes de calidad con los que poder identificarse. Escenarios banalizados en los que nada parece real, territorios artificializados, conjuntos estandarizados, sin fuga, sin horizonte. Esta realidad conlleva irremediablemente la pérdida del sentido del lugar y de la sociabilidad, lo que a su vez redunda en un sentimiento de uso y abuso del espacio y el territorio.
De los planes, los planos y los paisajes…Urbanizaciones en la Costa. Cantabria.
Cartografiar lo invisible se convierte entonces en una herramienta imprescindible para los técnicos, no sólo para identificar sino, lo que es más importante, para transmitir los valores y oportunidades del lugar. Sin embargo, parece que hemos olvidado la potencia del mapa como herramienta para entender la empresa que supone cualquier plan, cualquier proyecto. Así, nuestros barrios y ciudades han crecido a partir de mapas rígidos, basados en el zoning, pensados desde el lleno con propuestas para ocupar el vacío, dejando en el olvido, volviendo invisibles, a los paisajes y a sus habitantes humanos y no humanos. En las estanterías y paredes de muchas administraciones se agolpan aún conjuntos de planes y planos autoritarios, simplistas, erróneos y coercitivos, con nocivos efectos sobre el territorio. ¿Se los llevará el vendaval de la crisis, o por el contrario nadie, ni particulares, ni técnicos, ni administraciones, cambiará nada con tal de que vuelva a ponerse un ladrillo sobre otro?
En el actual contexto de crisis, no sólo financiera sino medio ambiental y social, es necesario reivindicar la visibilidad de los paisajes como mecanismo de toma en consideración de geografías y realidades capaces de dar coherencia, cohesión e identidad a nuestras propuestas. Es necesario revisar la práctica de la planificación territorial y urbana y volver la mirada sobre sus mapas, ya que son el reflejo de sus ideas, de su forma de entender el territorio, sus valores y sus dinámicas.
Hace ya más de una década que James Corner en su artículo «The Agency of Mapping: Speculation, Critique and Invention» [i] (1999) reclamaba la atención del mapa como herramienta basada en el poder del reconocimiento y la creatividad. El mapa como descubrimiento, como mecanismo para conducirse en el viaje que supone adentrase en cualquier territorio, en cualquier paisaje. De los planes, los planos y los paisajes…Corner, James y MacLean, Alex S.: Taking Measures. Across the American Landscape, Yale University Press, New Haven y Londres, 1996.Nos interesa esta visión de la cartografía como proyecto en la medida en que la capacidad de descripción de un lugar hace aflorar aquello que no es evidente, y posibilita así nuevas lecturas que inducen en ellas transformaciones coherentes; y en la medida en que esa misma cartografía propicia diferentes miradas sobre el territorio, y apuesta por un conocimiento holístico y profundo, así como por las potencialidades que ofrecen las nuevas técnicas y tecnologías. El mapa como intuición y como acción, como mecanismo para inducir en el observador la capacidad de imaginar, no sólo como fue o como es, sino como será.
Nos gustaría pensar que nuevos planos traerán nuevos planes y con ellos nuevos paisajes… 
Miriam García. Arquitecto, Técnico urbanista. LandLab, laboratorio de paisajes.miriamgarcia[a]landlab[punto]es
Manuel Borobio.
 Arquitecto, Técnico urbanista. Profesor Asociado Universidad de A Coruña.mborobio[a]gmail[punto]com


i.   En Cosgrove, Dennis: Mappings. Reaktion Books Ltd. London, 1999. pp. 231-252


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