Revista Sociedad
¡Para que os voy a engañar, estoy "de lunes"... ¿y qué es lo que implica eso exactamente? Puedo empezar diciendo, que a mí que soy una apasionada de los temas líguísticos me llama la atención que una expresión tan común, tan frecuente en la sociedad occidental de seres humanos que trabajan, no esté contemplada por la Real Academia de la Lengua Española (sí, lo he buscado. La RAE es una pestaña predeterminada en mi navegador).
Visto que la más alta institución de la semántica nacional ignora la evidencia, me ofrezco voluntaria para definir esta locución coloquial tan extendida: "estar de lunes" es una frase hecha que se utiliza habitualmente el primer día de la semana (obviamente) para expresar el estado anímico generado por la vuelta a la rutina tras el fin de semana. Dependiendo del contexto en el que se use, "estar de lunes" puede sustituirse por "encontrarse malhumorado", "sentirse soñoliento o perezoso" y "tener la mente dispersa".
La descripción de "estar de lunes" guarda similitudes notables con las contraindicaciones que se señalan en los prospectos de algunos medicamentos comunes, por eso no acabo de entender como con el deficit de atención, la somnolencia y el carácter de perros que generan los lunes nos dejan "conducir, manejar maquinaria pesada, o realizar otras actividades que requieran agudeza mental"...
Hubo un tiempo lejano en que esperaba el lunes con entusiasmo: la vuelta al cole, la rutina de juegos y conversaciones con amigos, el gusto por aprender cosas nuevas... Durante la infancia los lunes molan, no son días condenados al fracaso, marcados de antemano en el calendario de la frustración. El aborrecimiento de los lunes, queridos, es una de esas muestras inequívocas de que has llegado a la edad adulta. ¡Qué buena noticia! Hay que joderse, no sólo es lunes sino que encima estoy mayor...
Como buena viejuna, os dejo esta canción, para sobrellevar las horas que os quedan de día. Hoy no doy para más. Me tocaba publicar a mí, y estoy de lunes.