Revista Sociedad

De manifestaciones y muchedumbres

Publicado el 12 julio 2010 por Ciberculturalia
De manifestaciones y muchedumbres
A nuestra sociedad le gusta manifestar públicamente sus emociones. Unas veces. Otras, su postura, sus reivindicaciones, la defensa de lo que considera, legítimamente, sus derechos.
En etas reflexiones me hallaba esta mañana muy muy temprano, mientras observaba cómo se hallaba el centro de Madrid, arrasado por esa multitud alegre y eufórica con el resultado del mundial de futbol. A mi, me parece bien.
Y yo me pregunto: ¿por qué no me va a parecer bien que haya un número x de ciudadan@s que desean manifestar su euforia colectiva?
Dejo pues claro, mi postura: sí a la manifestación de cualquier tipo y condición.
Quiero también explicarles mi pensamiento y actitud ante las diferentes emociones que estos días nos invaden, ante las diferentes etiquetas que estos días vamos poniendo a los acontecimientos que vemos e incluso que vivimos.
Y es que llego a la conclusión que se puede ser futbolero y de izquierdas, se puede ser de izquierdas y estar fuera de juego, se puede ser de derechas y sólo defender deportes minoritarios de élite, se puede ser, incluso, ciudadan@ libre que se manifiesta cuándo y cómo quiere, al margen de la utilización política del evento .
Incluso, haciendo un esfuerzo más por encontrar ejemplos, se puede acudir a una manifestación en pro de la selección futbolera y también a otra a favor de una España plural.
El otro día, más de un millón (me da igual la cifra) de ciudadan@s se manifestaban por las calles de Barcelona. Les unía un único objetivo: la defensa legítima de una España plural y de un programa de convivencia, el Estatut, aprobado por los cauces democráticos y representativos del pueblo que son los parlamentos.
Quiero resumir mi postura de apoyo a esta manifestación, parafraseando a Manuel Rico, subdirector del diario Público:
"Cuando un Tribunal Constitucional asegura que los catalanes son una especie de un género superior que es el español, dictamina que en un territorio donde hay dos lenguas oficiales sólo existe el deber de conocer una de ellas o niega el hecho de que Catalunya tiene la voluntad de ser una nación desde el siglo XVII, pues resulta evidente que está dinamitando cualquier intento de convivencia o proyecto común".
Va por tí, Ramón!

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