Los programas de televisión una vez más, hacen que la sociedad cambie sus gustos a la hora elegir una profesión. Hasta hace poco los niños queríamos ser futbolistas, policías, bomberos, modelos, cantantes, profesores o médicos. Ahora todos cocineros.
Las matriculaciones en FP de jóvenes que quieren estudiar cocina se han disparado. La profesión de cocinero ha pasado a tener un gran prestigio social y se han convertido en modelos de imitación.
Pero seamos sinceros y sensatos. Un cocinero de éxito no se hace de la noche a la mañana. No basta con asistir a un curso de verano o a un programa de televisión. Esto implica largas horas de trabajo, estudio y mucha vocación. Deben tener conocimientos de química, enología, nutrición, matemáticas, micro y macroeconomía, comunicación e incluso de historia, costumbres y creencias de otros países e idiomas (En el caso de que tengas que ir a otro país a una feria, o tengas clientes internacionales). Además de los cursos de reciclaje continuo para aprender nuevas técnicas para innovar y destacar entre los demás. Y por supuesto, lo más importante, tener una gran CREATIVIDAD, para marcar la diferencia con las demás estrellas, necesitas ser original y único, y que solo puedas probarlo en tu restaurante.
Hay muchas formas de aprender cocina, para los más vintage tenemos los manuales de cocinas que están en la mayoría de librerías o bibliotecas, pero, bajo mi punto de vista, la más entretenida y la más productiva, especialmente para los más novatos, como soy yo -que no me saques de la tortilla francesa y el vaso de leche- están las apps de cocina. Yo las descubrí observando a un niño pequeño de mi colegio jugando con su tablet, cuando de repente me dijo " te hago unos espaguetis o una pizza" y te quedas sin responder, al final, los espaguetis si que estaban buenos.
Estos restaurantes tienen listas de espera de hasta un año.
Llevan llenos todos los días desde 1999
Nadie llega a chef en un rato, lo mismo que un ingeniero o médico, como todo hay que currárselo. Los niños y jóvenes vemos los programas de televisión y creemos que todo es muy bonito y muy glamuroso, pero no se ve o no queremos ver el esfuerzo que hay detrás de todo eso, los pasos que hay que dar antes de llegar a lo mas alto y la gente que se va quedando por el camino.
Las carreras de cualquier tipo no se las regalan a nadie y la cocinero no iba a ser menos. Tenemos la fea costumbre de ver solamente la parte del éxito y no nos fijamos en lo que han tenido que hacer y sacrificar esas personas para conseguirlo. Muchos de los que vemos ahora presentando estos programas empezaron pelando patatas. No nos podemos dejar engañar, porque estos concursos solo buscan audiencia y nuestro entretenimiento. Debemos aprender a diferenciar entre lo superficial y lo profundo. O entre lo que es espectáculo y lo que es la realidad.
HASTA LA PRÓXIMA
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