Revista Coaching
Con frecuencia lo que marca la diferencia entre mediocridad y excelencia es cuestión de bien poco.
Puede que nuestros resultados sean generalmente “pasables”, lleguemos justito a cumplir expectativas y frecuentemente nos quedemos como un 10% por debajo de lo que realmente sería hacer “un buen trabajo”. Cuando esto ocurre de forma sistemática, puede que consideremos que lograr estos resultados sea algo normal y nos instalemos en la mediocridad de una forma consciente o inconsciente.
Por el contrario, cuando el resultado que obtenemos es aproximadamente de un 10% superior a lo esperado, pasamos de ser competentes y hacer “un buen trabajo” a ser “excelentes”.
De ello podríamos deducir que pasar de mediocridad a excelencia, es cuestión sólo de un 20 %.
La diferencia entre estar un palmo por encima del agua o a un palmo por debajo es enorme. Pero lo que marca la diferencia, es probablemente menor de lo que nos imaginamos.
Generalmente, conseguir sobrepasar el 10% de la mediocridad, estriba en pequeñas acciones que potenciarán nuestro rendimiento y marcarán la diferencia.
He intentado sintetizar qué pequeñas cosas pueden marcar esta diferencia y al final he llegado a la conclusión que el motor de todas ellas, es la actitud.
Si añadimos una chispa de interés por superarnos a nosotros mismos, las pequeñas cosas fluirán automáticamente.
Si en vez de trabajar como autómatas, estamos atentos en mejorar, será cuando nos fijaremos en las rutinas que podemos eliminar, acortar o implementar. Percibiremos que sinergias podemos aprovechar y dónde existen puntos de palanca que nos puedan servir de catalizadores para avanzar más rápidamente.
Si adoptamos una actitud proactiva seremos más flexibles y nos adaptaremos a los cambios que se nos presenten en vez de resistirnos a ellos.
Si intentamos aprender y modelar a los que lo hacen mejor que nosotros podremos llegar a igualarlos. Una chispa de interés en superarse nos puede hacer competentes, pero si a este afán de superación le añadimos aún algo más, como un 10% de creatividad, un toque singular, una nueva forma, un nuevo valor, seguro que nos encaminamos a la excelencia.
Que tengáis un buen día Montse
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