Habrá quien se embarque en esto de la maternidad en solitario (que no en soledad). También habrá quien llegue a la maternidad con compañero pero sin papeles de por medio. Y aunque todas estas situaciones son respetables, ninguna de ellas es la mía. Y de eso es de lo que voy a hablaros hoy.
Lo del Tripadre y yo no fue amor a primera vista. No hubo flechazo inmediato como en las películas. Él era amigo del amigo de una amiga. Nos conocimos creo que en primavera. Y ya. Tendríamos unos 15 años. Salíamos en padilla (no sé si se seguirá diciendo así, supongo que no…) y nos veíamos los fines de semana. Luego el grupo de amigos se separó. Él siguió con su vida y yo con la mía. En la veintena, algunos del viejo grupo volvimos a juntarnos. Y el (aún no) Tripadre y yo volvimos a vernos. Como los demás estaban emparejados, empezamos a salir él y yo solos y a vernos más, pero siempre como amigos. Íbamos al teatro, al cine, a tomar a un café…
Llegó la Nochevieja de 2001. Y allí una confesión por su parte entre copas y Estopa me hizo contemplar una posibilidad que yo me negaba a ver. Me dijo que yo le gustaba, pero que entendía que éramos sólo amigos. Y se fue al baño. Y ahí me quedé plantada intentando asimilar lo que acababa de soltarme.
Sólo puedo decir que antes de que acabase enero ya éramos pareja. Y ahora sí, nuestro primer beso fue como en las películas, con mariposas en el estómago. Dos años más tarde, se presentó con un anillo y me dijo que quería pasar el resto de su vida conmigo. Os podéis imaginar que le dije que sí. Nos casábamos una año y medio más tarde. Y esta semana celebramos nuestro aniversario de boda.
Ocho años después y tres niños más en el mundo, he de reconocer que ya no le quiero igual que antes. Reconozco que le amo más que entonces. Que nuestras confidencias son muy nuestras y que nuestro proyecto de vida juntos es más fuerte que nunca.
Hoy le dedico esta entrada porque gracias a él soy madre. Él me ha dado felicidad, estabilidad, comprensión, apoyo, risas, besos, abrazos y, sobre todo, tres hijos maravillosos. No puedo estarle más agradecida.
CONTRAS:
- Tuvimos que superar obstáculos. Pero los rebasamos con creces. Hoy estamos más unidos que nunca.
- No siempre estamos de acuerdo en todo, pero siempre sabemos encontrar ese punto intermedio que nos beneficia a toda la familia.
PROS:
- Mi marido, el Tripadre, es el mejor padre que podrían tener mis hijos.
- También es el mejor compañero de viaje que podría acompañarme en el camino de la vida.
- No nos aguantamos, nos comprendemos y apoyamos a partes iguales. Y además, nos queremos un montón.
Gracias, mi amor, por estos ocho años de feliz matrimonio y por unos once años compartiendo secretos. Te quiero ∞.
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.
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