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Naces siendo un bebé, después pasas a ser una niña, luego mujer y luego con suerte madre. ¿Pero y la mujer dónde se queda cuando eres madre? ¿Y la persona humana que además eres, qué pasa con ella?
Mi principal prioridad en esta vida es la familia. Adoro a mis hijos y vivo por y para ellos. Quiero que estén acompañados por su madre, que estén arropados, que tengan una mano a la que agarrarse para andar su camino, que vengan a mi si necesitan ayuda, que confíen en mí, que se apoyen en mí, que se sientan muy queridos, que sean muy felices, que no sufran, que estén sanos, que sepan que me tienen, en fin que vivan su vida creciendo con una madre con la que puedan contar siempre. Supongo que esto y otras muchas cosas es lo que todos los padres buscamos. Y esto mismo, lleva mucho trabajo, es lo más difícil del mundo. Poder compatibilizar la vida familiar, con el trabajo y además recordar que también eres persona y mujer es como poco complicado.
Ser madre es lo más enriquecedor que me ha dado la vida, pero también es lo que más me ha hecho olvidarme de mi como mujer y como persona. ¿Cuántas de vosotras que sois madres continuáis arreglándoos de la misma forma? Me refiero a depilación, maquillaje, ropa..... Supongo que muchas lo habréis conseguido pero otras muchas no. Cuando te vas a comprar algo de ropa para ti, que te hace falta, porque te hace falta, que no es por un capricho es porque lo necesitas de verdad y lo que acabas es comprando ropa para los niños. ¿No me digáis que no os pasa? .
El poco tiempo que dedicas a ti misma hace que tengas días para todos los gustos y no siempre buenos. Días en los que tienes tantas prioridades que no sabes cuál hacer primero y no llegas a nada. Días en los que no te encuentras bien pero te da igual porque tus hijos no te dan vacaciones. Días buenos y también días malos en los que cometes errores y explotas porque se haya posado una mosca en la mesa pagándolo con los más quieres. Días en los que te das cuenta que eres humana, que te equivocas y aprendes de tus errores. Días en los que quieres desaparecer y tener un día para ti pero sin el remordimiento de no estar con tus hijos precisamente por dedicarte un poquito a ti misma. Días en los que también necesitas tiempo para estar en pareja, ya no hablo de una intimidad, sino simplemente de tener una conversación de adultos o de ir al cine a ver una película que no sea de dibujos y con un tanque de palomitas para mantenerlos sentados. Días en los que te das cuenta que no estás sola y que tienes gente a tu alrededor que siente como tú y que te ayuda. Días en los que aprendes algo nuevo de ti, como que tienes una infinita paciencia y no puedes estar en todos sitios. Días en los que tienes que ceder y dar mucho a los demás aunque tu también necesites lo que das. Días en los que recibes un amor absoluto de tus hijos como recompensa a esos momentos duros. Días en los que no recuerdas como era tu vida antes de ser madre, en los que no sabes a que dedicabas tu tiempo y en los que las horas y los días no volaban. Días que se te quedan grabados en tu recuerdo para siempre cuando tu hijo no se duerme porque se pone a llorar diciendo que te va a echar mucho de menos en el cole. Días en los que agradeces esos minutos en los que te levantas la primera y ves al resto durmiendo y te sientes feliz teniéndolos en casa. Días en los que una nube negra te ronda y alguien viene para enseñarte donde está el sol. Días en los que no te puedes ni duchar porque si lo haces sabes que tus hijos la van a liar en esos 5 minutos que pretendes dedicarte a ti misma. Días en los que rompes a llorar porque quieres abarcar tanto, hacer tanto, y no cometer errores que ya no puedes más. Días que vas, vienes, haces y deshaces, y cuando termina no sientes nada excepto agotamiento porque no has hecho nada por ti. Días en lo que tu vida gira sólo en torno a los demás y tú ya no existes pero ni siquiera te das cuenta.
Hasta que llega un día, "ese día", en el que te das cuenta que no sólo los demás son importantes si no que tu también lo eres y que necesitas una parcela de tiempo para ti. Cuando llega ese día toda tu vida cambia y esos días de nube, de angustia, y de insatisfacción terminan. Pasando a tener días igual de completos pero a los que dedicas un tiempo para quererte, para ser persona y para ser mujer.
No sé si tú has tenido de esos días o de otros días, pero lo más importante es que tengas "ese día".