Revista Asia
Eran tres hombres, tres mujeres y tres niños que, semi-inconscientes, llegaron en la orilla del mar del territorio japonés. Habían aterrizado en un pequeño barco de madera, que muchos consideran portentoso la travesía que han realizado los anónimos desertores norcoreanos. Inmediatamente fueron retenidos por las autoridades del país y trasladados a la ciudad de Nagasaki para comprobar la identidad de cada uno de ellos. Empezaron a contar el motivo de llegada a Japón, solicitó el permiso de protección temporal al gobierno nipón que posteriormente fue aceptado, la no revelación de sus rostros a los medios de comunicación y por último, el traslado a la capital de Corea del Sur.
Las negociaciones entre los responsables de ambos países sobre este asunto fueron breves y en pocos días, los confiados habían volado hacia Seúl. Su llegada al aeropuerto fue relativamente mediática ya que sus relatos habían sido la noticia más aclamada en estos dos países y prontamente, el régimen norcoreano habría puesto los oídos con el fin de detener a sus familiares. La estrategia de estas nuevas personas para esquivar la atención de la prensa y de la sombra del régimen ha sido perspicaz. Habían puesto todos, las gafas de sol, máscaras blancas, gorras y chaquetas corpulentas. Bajo la protección de la policía de Corea del Sur han sido trasladados a un centro de atención especializado para los desertores norcoreanos una vez superado el examen en el aeropuerto.
Aunque las historias de las huidas desde Corea del Norte siempre se concentran en la zona fronteriza con China, la arriesgada escapada con destino Japón sigue sembrando asombro ente la población nipona y la surcoreana. En enero de 1987, once personas fueron los primeros en conseguirlo. Veinte años después, en junio de 2007, cuatro personas norcoreanas fueron llevados a Corea del Sur después de llegar a Japón (en aquel entonces tardaron unas dos semanas en trasladar de un país a otro). Algunos preguntan meses después: ¿Que habrá sido de estos "enmascarados"? Aunque se ha de felicitar la colaboración rápida y eficaz de la burocracia de ambos países también hay cuestiones respecto a las futuras medidas que deberían plantear en caso de que aumente esta vía de escape y de respaldar la laboriosa adaptación de los refugiados primerizos norcoreanos en Corea del Sur una vez que hayan abandonado aquellos centros especializados.
El diario de Corea del Norte