Revista Diario

De nuestro dormitorio al suyo, ¿cuándo es el mejor momento?

Por Belen
De nuestro dormitorio al suyo, ¿cuándo es el mejor momento?
Hablar de sueño en este país es como hablar de Religión o de Política, cuidado que el tema que pincha. Pero no vengo yo aquí a juzgar a nadie sino solo a contar mi experiencia y de paso dar algunas recomendaciones muy sencillitas en cuanto a cuidado de sus espalditas y las nuestras. 
El sueño de Rayo como todos sabéis ha tenido muchos vaivenes y puntos críticos. Ay cuánto envidio a esas madres que me cuentan lo bien que duermen sus dulces ángeles, no tuve yo esa suerte. Aunque, como son las cosas, todo se olvida o con el paso del tiempo al menos parece menos grave de lo que en su día fue. Yo lo pasé mal, no vengo aquí a engañar a nadie, la falta de sueño es terriblemente jodida, pero que la criatura no duerma del tirón no se debe a que duerma contigo o sin ti. Si el crío es de despertarse por la noche, ya puedes hacer el pino puente que así seguirá hasta que su sueño madure. El de mi muchacho maduró a los 3 años. Y no, no tuvo que ver con el inicio del cole. Comenzó a dormir del tirón, o en su defecto, con un sólo despertar ligero meses antes de iniciar el colegio. Para quien le interese saber, aunque para mi gusto no está relacionado, él no iba a guardería. 
Muchas futuras mamás y madres recientes tienen la siguiente pregunta: "¿Y cuándo es el mejor momento para pasarle a su dormitorio?" Pues miren ustedes, aquí normas no hay, ni leyes, ni hoja de ruta preestablecida. Si me permiten un consejín de nada, es importante asumir (cuanto antes mejor) que cada niño es un mundo, un universo paralelo al conocido hasta el momento. No comparéis con el primo, el hijo de tu amiga o el vecino del quinto, porque seguramente te llevarás un gran chasco. El mejor momento es cuando vosotros -y cuando digo vosotros me refiero a padres e hijos- consideréis conveniente. 
En nuestro caso, el momento llegó cuando Rayo tuvo 23 meses, a un pasito de cumplir sus 2 años. De inicio nosotros compramos una cuna, con su colchón super chuli pensando en su espaldita, en lo mejor, ya sabéis como es esto, los padres no escatimamos con los cachorros. Pero claro a mi hijo le gustaba la cama grande más que su cuna, aunque esta la utilizó, aunque sólo fuera para sus siestas, durante su primer año largo. Las noches ya era otro cantar, mejor dormir todos juntos con barra libre de leche. Ya sabéis lo listo que me ha salido el niño. 
Así estuvimos hasta que yo ya no pude más, lo reconozco, dormir con él era un suplicio porque se movía como un perro con pulgas. Acababa cada noche apaleada: tirones de pelo, patadas en los riñones, patadas voladoras, cabezazos.... lo dicho, un horror. Y entre los despertares y las palizas opté por ir eligiendo habitación para mi dulce ángel. Teníamos -casi- claro que sería hijo único, pero aún así nos decantamos por un dormitorio con dos camas, una de ellas con cajón de arrastre. Siempre es bueno contar con otra cama, para una emergencia o para cuando el niño traiga a los amigos a dormir (esta opción ya es un hecho). Además esa cama extraíble nos vendría de perlas para el tránsito de nuestro cuarto al suyo. No tenía peligro, salía y entraba a la cama más fácilmente y encima el colchón es bien baratito, aunque de buena calidad. Siendo una cama de uso esporádico, ahorrar me vino de perlas. 
A la hora de elegir colchón informaros bien, yo no elegí el más adecuado, teníamos un colchón de otra cama y fue el que usó, yo pensaba que por tener poco peso no había que tener tantas cosas en cuenta. Pero ahora sé que es importante la zona en la que vives (más templada o fría) o si el niño es caluroso o no a la hora de elegir. Que el niño es un calores o vivís en clima de ese rico templadito, pues colchoncito de muelles y visco. Que por el contrario sois de Burgos (o similar) o el polluelo es un friolero de pijama de franela, nada de muelles, colchoncito con núcleo de visco. Como veis es un mundo aparte, nada como estar informados. Sigue leyendo que al final del post tengo un regalito que te vendrá bien si estás buscando colchones. 
Rayo acogió la idea de irse a su cuarto muy bien, estaba deseando probar sus camas. Y rápidamente se adaptó a las siestas en su cama de arrastre. Por la noche ya era otro cantar y nos costó un par de meses más el traslado. Lo hicimos cuando él lo pidió, cuando se vio seguro y convencido. Eso sí, mamá se iba a su cama de 90 con él, y todo el repertorio de cuento, canciones, caricias y mimos se realizaba igual que en la cama grande. Por las noches teníamos visitas a nuestra cama, llamadas... y siguieron los despertares. Para quien piense que los niños se despiertan porque duermen con los padres: definitivamente no. Lo que pasa que si están en tu cama tú te desvelas menos. Eso al principio, ya digo que yo opté por probar y sugerir el traslado porque mi hijo se mueve como un calamar gigante cuando se mete en la cama. 
Pasó cerca de un año en su cama bajita, la de arrastre. Ahí estaba seguro y yo me sentía más tranquila. Pero al cumplir sus 3 años pidió trasladarse 'a la de mayores', y ahí tocó comprar un protector para evitar caídas y rodear todo el perímetro con cojines por si las moscas. Para que veáis que no soy exagerada en cuanto a mis miedos, a sus 7 años aún duerme con barrera, y muchas noches le encontramos con las dos piernas subidas encima o con la cabeza colgando por el cabecero, o en múltiples posturas de riesgo. Sigue siendo un calamar gigante. 
Desde entonces su sueño mejoró, volvimos a dormir por la noche (aunque a mi se me ha quedado un oído muy fino) y poco a poco fue más autónomo a la hora de irse a la cama. 
¿Qué conclusiones he sacado yo de nuestra experiencia?
1. El patrón de sueño de los niños no está ni debe estar determinado por los adultos. Cada niño tiene un sueño distinto.  2. El sueño no se educa o se enseña, es una cuestión madurativa e individual.  3. El colecho no afecta al mal dormir de los niños, más bien ayuda a que todos puedan estar más cómodos durante la noche.  4. El paso de la cuna a la cama o del dormitorio de los papás al dormitorio infantil ha de realizarse cuando padres e hijos lo deseen. Ha de ser un decisión de todos.  5. El colegio no determina que duerman mejor. 6. No busques tres pies al gato, si tu hijo no duerme, ármate de paciencia, ya llegará el día en que lo haga. 
Pero lo que también comprobé es que si quieres que sus despertares no sean mayores al número de horas dormidas
1. No le excites después de la cena 2. Mantén unos horarios ordenados en cuanto a comidas y hora de irse a la cama.  3. No te saltes sus siestas, no por ello dormirán mejor. 4. El exceso de cansancio hará que duerman peor.  5. Sea verano o invierno, fin de semana o día de diario, no alteres en exceso sus horarios mientras sean muy peques. 
Todo esto es lo que me ha funcionado a mi. Y lo comparto con vosotros por si pudiera servir, pero cada familia, cada bebé y cada momento es único. Lo importante es ir probando hasta conseguir llegar a un equilibrio. 
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