Por supuesto que el Real Murcia no tiene nada que ver con el Nottingham Forest, ni el club grana ha tenido nunca en su banquillo a un genio como Brian Clough. Pero el ascenso de los pimentoneros a la 1ª RFEF ha querido coincidir en el tiempo con la vuelta del equipo inglés a la Premier League, tras un duro calvario de 23 años que lo llevó hasta la Tercera División.
Lejos quedaron aquellos setenta en los que los Tricky Trees (Árboles astutos) ganaron una Liga (1977-78) y dos Copas de Europa consecutivas (1979 y 1980). Fue una década prodigiosa en la que, comandados por el inclasificable Clough, rivalizaron, codo con codo, con el Liverpool de Bob Paisley, otra leyenda del balompié. Tras convertirse en un equipo ascensor en la década de los noventa, con subidas y bajadas sucesivas a la Championship (Segunda), en la campaña 2004-05 descendió a los infiernos de la League One (Tercera), en la que permaneció durante tres temporadas, caso único el de un club campeón de Europa militando en esa categoría de bronce.
El Nottingham Forest consumó este domingo su ascenso a la Premier, ganando la final del play-off en Wembley al Huddersfield Town por 0-1. Salvando las distancias, el calvario del Real Murcia y su afición no es muy distante del que han vivido los hinchas del club que juega sus encuentros en City Ground. El primer ascenso del equipo de Nueva Condomina en 11 años se produjo ese mismo día, en Alicante, tras superar otro play-off y vencer en la final al ibicenco Peña Deportiva por 2-1.
Hay quien no entiende que casi 15.000 aficionados se desplazaran ese día al estadio Rico Pérez, para apoyar a su equipo, tiñendo de grana el graderío y con un sol de justicia. Y menos aún que su alegría se desbordara de manera casi inexplicable por ascender de la que se considera cuarta división del fútbol español a la tercera. Lo cierto es que si uno ve los vídeos de celebración de murcianistas e ingleses comprobará que ambos se asemejan mucho -incluso en el color de las camisetas-, aunque la gesta deportiva de unos y otros, claro está, no sea para nada equiparable. Sin embargo, ya se sabe que las alegrías en casa del pobre suelen durar poco y, en el caso de la hinchada del Real Murcia, cualquier éxito, por pequeño que sea, se celebra como si de la obtención de una Champions League se tratara: es decir, bañándose en la plaza Circular, por ejemplo. En cualquier caso, si uno lee a Eduardo Galeano entenderá mucho mejor todo esto: aquello que el escritor uruguayo expresaba sobre que, en la vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero de lo que nunca puede cambiar es de equipo de fútbol. Porque eso sí que es una auténtica pasión.