Cerramos con el gerente del Organismo Autónomo de Cultura de Santa Cruz una fecha para el estreno de Los Mares Petrificados. Conseguimos hacerlo en el Teatro Guimerá. Todo un lujo, un teatro enseña, un recinto que quizás se nos venga grande. La reunión termina, cómo no, en el bar. Mientras nos separamos, cada uno por su lado, la fecha me empieza a dar vueltas en la cabeza: 1 de febrero, 1 de febrero… ¿por qué me resulta tan familiar?
Llego a casa con un barrunto, corro al ordenador, busco el archivo de vídeo, reproduzco, adelanto, hacia atrás, otra vez adelante… y ahí está: Ricardo García Luis suelta el dato: “el 1 de febrero del 37, si seguimos la cuenta, es asesinado López Torres”. Permanezco estupefacto ante el monitor. Exactamente 75 años después de su asesinato, nosotros, que hace un tiempo molemos y remolemos su versos, vamos a estrenar una película que cuenta su vida.
Ha llegado el día, es hoy; la acogida ha sido espectacular. Estamos desbordados, nos llaman de todos los medios, amigos que quieren ir al estreno y ya no hay localidades… Nos preguntamos si esto está pasando en realidad. La respuesta es otra coincidencia: Lo imprevisto.
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