De oca a oca y tiro porque me toca
¿Os habéis puesto a jugar a algo con vuestros hijos, algo que hace muchos unos años dominábais y ahora os dáis cuenta de que no tenéis ni pajolera idea? Pues es casi tan frustrante como imagino será el momento en el que tenga que echarles una mano con las raíces cuadradas y tenga que pegarme primero la gran empollada porque realmente no recuerdo nada. Bueno, esto será más bien terrorífico, porque miedo me da, que no serán sólo raíces. Jolín, ahora que lo pienso, qué selectiva es mi memoria, ni que pudiera permitirse lujos.En fin, hace poco Miss y yo jugamos por primera vez en serio al juego de La Oca y, la verdad, yo no recordaba todas las reglas, tenía olvidado lo que significa cada casilla, así que medio lo inventaba según memoria histórica, porque mira que hacía tiempo que no jugaba. Me quedé con el gusanillo y aunque sé que Don Google tiene la solución, últimamente su uso va por otras lindes ;-). Pero esta tarde se ha resuelto mi fiasco y ahora soy algo más feliz, porque sé que podré jugar con Miss a La Oca, y con Mister más adelante.
Hemos ido a uno de esos lugares a los que no dejas de ir en todo el año, pero q con el buen tiempo como que apetece más. Allí, además de columpios, hay un juego de La Oca gigante, en el suelo, hecho de cerámica. Por supuesto, nos hemos marcado una partida Miss y yo, con Mister en brazos, por eso de no dejarlo relegado, que ya se entera y a sus 9 meses quiere vidilla. La partida ha durado unos 45-50 minutos, que a mí me han parecido 45 ó 50 horas (eh! que Mister pesa) y ha ganado Miss, para más señas. Y no, no le he dejado ganar. En La Oca los dados mandan.
Lo mejor, que ya sé que si caes en la posada pierdes un turno, o que si caes en la cárcel pierdes tres, o que en la muerte vuelves a la primera casilla, que el laberinto te lleva a la casilla 30 y que del pozo no sales hasta que otro jugador pase por allí. Ahora espero que no se me olvide lo que pasa cuando caes en una oca.