Dicen que en la guerra y en el amor, lo valiente es saber retirarse a tiempo. Sin duda, aunque uno quede como un cobarde. El contexto te lleva al análisis del desenlace, y si éste no es conveniente, lo más sensato es la estrategia del repliegue, que para eso existe. ¿Pero quién habla de sensatez en cuestiones de guerra o amor? Quien lo haga es un insensato. La guerra la genera el odio, como el desamor, y ahí no cabe razón alguna ni sensatez de emociones y sentimientos. De ahí, supongo, lo de "valiente"; mas el mundo parece ser estar formado por cobardes en relación a las guerras y por aquellas perfidias amorosas que se han constatado a lo largo de la historia. O será que en tales materias nadie es capaz en su obsecación de advertir el desenlace. No hay nada más que mirar hacia nuestro país para encontrar confrontaciones inculcadas y rencillas mal curadas por el despropósito de mentes ancladas en vituperios del pasado. El tiempo avanza inexorable, pero es incapaz de borrar las huellas de los oprobios de los siglos. El odio es visceral y no me sorprendería que se marcase en esa parte denominada ADN basura. Es probable que todo se pueda evitar como opinan los más optimista si hay interés en ello, pero el interés de la guerra y el desamor es el odio. Y éste no lleva a ningún final optimista. La guerra son evitables para quien no la padece, igual que los males de desamor, pero en tales casos, y por ello, no hay palabras que consuelen la desdicha de quienes la sufren.