No es un dramón (menos aún lacrimógeno aunque podría), no es un relato romántico (los protagonistas no lo son, más bien al revés), no es una película de denuncia social (aunque hay paro, dificultades laborales y sociales) pero es un poco de todo y está contado de un modo que te mantiene en vilo.

Recomendada para un público esencialmente adulto interesado en problemáticas sociales y personales. Es curioso, tiene todos los ingredientes argumentales de un dramón y podríamos decir que lo que sucede es duro, pero la película posee una cierta fortaleza quizás impregnada por la entereza de sus protagonistas y a pesar de todo tienes en todo momento una convicción como espectador de que se superarán los reveses.





