Por: Marta Juan
No sabía de qué iba y tampoco conocía al escritor Jonas Jonasson, pero su portada, y sobre todo su título, fueron suficientes para que hace ya un par de años decidiera comprar y leer “El abuelo que saltó por la ventana y se largó.” Hace unos días tuve la oportunidad de ver la adaptación cinematográfica de la novela, y por ello me he decidido repasarla e inevitablemente compararla con la película.
Esta novela se convirtió en un éxito tanto en Suecia como en España y cuando terminé de leerlo, descubrí porqué. Jonas Jonasson logró crear una buena novela en la que hace un breve repaso de los grandes acontecimientos históricos que sucedieron durante el siglo XX, como la Guerra Fría y la carrera para crear la bomba atómica, la Guerra Civil Española, o la Guerra de Corea y la de China. Sin pretenderlo, y gracias a su afición por explotar cosas, Allan Karlsson, el protagonista de esta historia y el encargado de dotarla de humor, se ve involucrado en dichos acontecimientos conociendo a lo largo de su vida a importantes figuras del mundo de la política como Franco, Stalin, Winston Churchill, Mao Tse-tung, Charles de Gaulle, Oppenheimer o Harry Truman, entre muchos otros. El repaso a la intensa vida de Allan Karlsson se va narrando de forma paralela a la trama actual, cuando el día en el que cumple 100 años, Allan decide marcharse de la residencia donde acabó por su gran afición a volar cosas. En la estación de autobuses, donde se dispone a coger el primer autobús que salga, se encuentra con un joven que le pide que le cuide la maleta mientras va al aseo. Pero el autobús de Allan está a punto de salir, y éste decide directamente marcharse con la maleta del joven, ignorando que en el interior de la maleta hay 50 millones de coronas. A partir de ese momento será perseguido por una banda de criminales que quieren recuperar la maleta, y por la policía. En su alocada huida hará grandes amigos y como siempre, sin saber cómo, Allan Karlsson saldrá bien parado tras dejar varios cadáveres por el camino.
Tras el visionado de la película puedo confirmar que, una vez más, el libro es mucho mejor. De origen sueco, dirigida por Felix Herngren y protagonizada por Robert Gustafsson, al igual que en el libro en la película se van intercambiando ambas tramas, por un lado el periplo de Allan Karlsson al huir de la residencia con la maleta, y por otro el repaso a toda su vida, pero en apenas dos horas de duración, no se puede contar todo, y lo poco que se cuenta se hace con un ritmo acelerado, muy por encima, no dando la ocasión al espectador de involucrarse a fondo en los acontecimientos históricos, que en la película parecen no tener tanta importancia. Hay algunas escenas que son un fiel reflejo de la novela, pero se han dejado muchas cosas fuera, como el paso de Allan por el Himalaya, China, Corea del Norte, Irán, o su anterior estancia en Indonesia. La película de “El abuelo que escapó por la ventana y se largó” se estrenó en verano del 2014, y se ha quedado en eso, en una pequeña comedia de verano que consigue arrancar alguna risa en el espectador (los que no han leído el libro, se reirán más) sin pretender ser nada más, cuando por el material del libro, lo podría haber sido. Cuando se estrenó la película recuerdo que no tuvo muy buenas críticas, y al propio escritor Jonas Jonasson tampoco le encantó (aunque después reculó). Sin duda, para aquellos que habéis visto la película de “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” y aún no habéis tenido la ocasión de leer el libro, os recomiendo que lo hagáis porque os reiréis mucho más. Hay quien ha comparado la historia con la película “Forrest Gump” (basada en la novela del mismo nombre escrita por Winston Groom) por la forma en la que se cuenta y la coincidencia de ambos personajes por tener esa facilidad de formar parte sin pretenderlo de importantes acontecimientos históricos, pero es evidente que entre ambas hay un gran abismo.
Son pocas las veces en las que una película llega a estar a la altura del libro, y menos aún superar a éste, aunque existen casos, como la película de “El Jardinero Fiel”, que cuando se estrenó fue igual o más alabada que la propia novela de John Le Carré convirtiéndose en una de las mejores adaptaciones cinematográficas de los últimos años. También hay ocasiones en las que, aunque no son un fiel reflejo de los mismos, las películas han conseguido ser más famosas que el libro en el que se han basado. Pero también hay quien cree que no es adecuado comparar libros y películas, ya que ambos tienen su propio lenguaje adaptado al medio, y nunca podrán ser iguales. Desde mi punto de vista, siempre y cuando las películas sirvan para animar a los espectadores a leer los libros en los que se basan, ¡vivan las adaptaciones cinematográficas! Que por cierto, en este 2015 se estrenan unas cuantas, como por ejemplo la del libro “Cincuenta sombras de Grey”, “Insurgente” de Veronica Roth, o “Ciudades de papel” del escritor John Green.