Revista Cultura y Ocio
En la foto, tomada de Moleskine literario, aparecen Halfon (calvo) y Thays mientras departían en su inolvidable Bogotá 39.
Quizás suene como un cliché, pero es que esta onda de los premios literarios cada día se supera con creces, tanto en montos como en ambiguas relaciones entre jurados y premiados. Digo lo anterior porque acabo de leer en el blog Moleskine literario, del escritor peruano Iván Thays, que al narrador guatemalteco Eduardo Halfon le adjudicaron el Premio de Novela Corta José María de Pereda, dotado con 30,000 euros, por su novela La pirueta.
Y -antes que mis amigos de mimalapalabra lo celebren con alborozada inocencia- reparo en el párrafo que dice así: “Para Almudena Grandes, La pirueta es un libro “muy bien escrito, con un tono melancólico muy especial" y un ganador "estupendo" para un premio que en varias de sus ediciones ha quedado desierto. Junto a ella, han otorgado el premio, por unanimidad, los escritores Andrés Trapiello y Carlos Galán y el editor Manuel Ramírez.”
Y pienso: qué bien por Halfon y sus 30 mil euros que, según deja entrever Thays, quien se dice su amigazo del grupo B39, probablemente invierta en “comprar calzoncillos Calvin Klein en Aventura Mall, en Miami, acompañado del también premiado B39 Andrés Neuman”. Pero recuerdo que leí "algo" en su libro El ángel literario, y entonces voy al estante y saco el delgado volumen y ahí está: en las páginas 47 a la 51 se narra el amistoso encuentro entre Halfon y Andrés Trapiello (sí, el jurado que le acaba de otorgar los 30 mil euros), entre cafés cortados y cañas y complicidades mutuas apenas esbozadas, donde también comparten confidencias familiares y apellidos ilustres…posibles temas para narraciones futuras...