De pronto, sientes un croar de ojos burbujeando,
granadas,
sobre tu espalda.
Es la noche
con sus labios
abrazada a tus venas.
Se abre el cielo
-sarcófago de fresca turmalina-.
Despiertas con la luna en tu espalda,
vastas lenguas de plata,
mejillas al sol,
falanges florecidas:
has llegado a la corteza.
Tus uñas tiemblan versos hasta henchirse de carmines.
El cielo es un retazo encriptado en tus manos.
Mañana la luna se cerrará en tus pupilas.
Mañana será tiempo de eclipses.
- Geraldine Mac Burney (Gaiman, Argentina, 1984)