Andaba por estos andurriales un vasco de pro, que encargó una cámara de fotos. Pero la cámara de fotos llegó tarde y él se tuvo que volver para su tierra. Allí tuvo a bien comprarse el objeto de sus deseos. Aquí quedó una cámara huérfana de dueñ@, en los estantes de la tienda. Así que, “alguien” se apiadaó de ella y se la llevó para casa… y me ha encomendado la “ardua”, “trabajosa”, “ingrata” tarea de probar la cámara, de aprender su manejo, para que luego no se tenga que leer el manual (lo que yo dudo que haga, sinceramente)…