Revista Religión
La frase fue corta pero contundente. La pronunció ante un grupo de expectantes estudiantes de la Universidad de Stanford, en el 2005, durante un discurso de apertura a una actividad que marcaría la vida de muchos de los concurrentes. Steve Jobs dijo simplemente: “Su tiempo es limitado, así que no lo desperdicien viviendo la vida de otra persona”. Esa se constituyo en una de las sentencias más difundidas del cofundador de Apple.
Piense por un instante que hay varias formas de vivir la vida de otra persona. Una, preocupados por el qué dirán. Una inquietud que nos lleva a ocultar la vida de fe o quizá, temer que un mal momento eche a perder nuestro testimonio cristiano; y si ocurre, no volvemos a intentarlo.
O también, escoger modelos equivocados. Imitar a quienes no ofrece sabios principios y valores en su existencia, y terminamos siendo la fiel copia de otro. El apóstol Pablo escribió: “Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo.”(1 Corintios 11:1. Nueva Traducción Viviente)
No obstante, millares de personas se peinan, visten, hablan, caminan como tal o cual artista, político, intelectual. Copias de los demás. Una imagen casi idéntica. Anulan su verdadero ser.
Pablo, el gran apóstol de todos los tiempos, vivía a Cristo, por eso podía decir: “Imítenme a mí”. ¿Usted está viviendo una vida que otros podrían imitar realmente, para su bien y el de los demás?
Definiendo sus propias pautas de vida
No importa que los demás sigan la corriente que predomina: sin valores, sin pensar, sin medir el alcance de lo que hacen. Usted y yo estamos llamados a marcar la diferencia. Ir contra corriente.
Steve Jobs, aun cuando no era cristiano, trazó una línea de pensamiento que vale la pena evaluar: “Yo no terminaré comprando un montón de cosas, porque me parecen ridículas”. (Diario The Independent 2005,)
Y el apóstol Pablo, con siglos de antelación, había escrito: “Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco.”(Filipenses 4:12. Nueva Traducción Viviente)
¿Ha pensado de cuántas cosas es necesario despojarnos? De las preocupaciones, de la inquietud respecto a si nuestra forma de pensar y de actuar es del agrado de los demás, de los odios, de la tristeza, del miedo… ¿De cuántas cosas necesitamos despojarnos? De la infelicidad que nosotros mismos fabricamos y que nos produce la escasez? Oh, Dios, de cuántas cosas necesitamos despojarnos… Es una carga pesada que nos impide avanzar… Llegar a nuevas alturas.
Trace una meta y avance hacia ella
Conozco a muchas personas que tienen buenas ideas. Es más, desde su más tierna infancia y aún en la juventud, acariciaron grandes proyectos. No obstante, todas sus iniciativas terminan abandonadas en el baúl de los recuerdos, llenas de polvo.
A ellos se dirigió en cierta ocasión Steve Jobs, cuando dijo: "La gente piensa que enfocarse significa decir sí a lo que te tienes que enfocar. Pero no significa eso en lo absoluto. Significa decir no a las cien otras ideas buenas que hay. Tienes que escoger con cuidado. Estoy tan orgulloso de las cosas que no hemos hecho como las cosas que he hecho. Innovación es decir no a 1,000 cosas". (Conferencia Mundial de Desarrolladores de Apple, 1997)
Es trascendental enfocarnos en una meta. Esforzarnos y perseverar por materializarla.
El apóstol Pablo tenía muy claro este principio y escribió: “Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire.”(1 Corintios 9:26. Nueva Traducción Viviente)
Su prioridad era vivir a Cristo, y ligado a ésta, alcanzar almas para el Reino de Dios. No pasó un minuto sin que hiciera los esfuerzos necesarios para lograrlo.
Y usted, ¿Tiene una meta en la vida por la cual está luchando? Cito de nuevo a Steve Jobs cuando dijo a un entrevistador de CNN: "Ser el hombre más rico del cementerio no me importa.... Ir a la cama diciendo que hemos hecho algo maravilloso es lo que me importa". (CNNMoney/Fortune, 1993)
Es necesario hacer un alto en el camino. Examinar nuestra vida. Revisar qué hemos hecho, y también, que metas y sueños estimulan nuestro futuro. Despojarnos de tantas cosas que nos impiden seguir adelante, y enfocar nuestros esfuerzos hacia aquello que nos anima: ese sueño que quizá tenemos olvidado. No olvide que con ayuda de Dios, sometiendo a Él nuestros planes, podemos lograrlo (Cf. Salmo 37:5)
A propósito de una vida diferente: ¿Ya recibió a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador?
Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Es el mejor paso que podemos dar, y emprender el maravilloso proceso de sanidad interior y de crecimiento personal y espiritual. Con ayuda de Dios podrá lograrlo.
Fernando Alexis Jiménez; Estudios Bíblicos