Revista Educación

"De qué sirve que un niño sepa colocar Neptuno en el Universo si no sabe dónde poner su tristeza o su rabia". Entrevista en LA NUEVA CRÓNICA. LEÓN

Por Josemariatoro @josemariatoro

Reedición de la entrevista publicada en LA NUEVA CRÓNICA. León.  Diana Martínez | 11/11/2015 
 Entrevista José María Toro, educador y escritor
Considerado una de las referencias de educación emocional a nivel nacional. Tiene un blog educativo en el que expone sus conocimientos y experiencias que ha superado ya las 500.000 visitas. Este miércoles traslada cara a cara a padres, maestros y niños, su sabiduría en una conferencia en Cacabelos.

–¿Sobre qué versará su conferencia de esta tarde en Cacabelos?

–La he titulado ‘La mirada del Co-Razón’ porque en educación emocional y en la resolución de conflictos, lo importante es la mirada. Hay situaciones que no podemos cambiar, pero sí podemos cambiar la perspectiva desde la que lo miramos. Se trata de compartir con padres y maestros una experiencia de interioridad y tratar de hacer ver cómo el estado emocional de los niños influye en su rendimiento académico y en su conducta.
–¿Se encuentra la escuela hoy en día con la necesidad de cubrir algunas carencias educativas que corresponderían las familias?
– Estamos en escenarios diferentes. Antes estaban más marcadas las funciones de cada uno. Se daba por supuesto que era la familia quien "educaba" y la escuela la que "instruía". Ahora es distinto porque los niños acceden a conocimientos mucho antes de entrar en la escuela, gracias a las tecnologías. Y los nuevos modelos de familia tienen y nos plantean necesidades y comportamientos diferentes. Por su parte, la escuela debe cumplir una función educativa integral. No basta con imprimir conocimientos e información en los niños. No se trata de hacer sólo buenos ingenieros o médicos, sino también buenos ciudadanos. De poco sirve que un niño sepa colocar neptuno en el Universo si luego no sabe dónde colocar su tristeza, su rabia o su miedo. El reto es que esta tendencia de educación emocional no sea una "moda" sino una oportunidad para inaugurar otros "modos" de presencia, relación e intervención en el aula. Ante una situación mucho más compleja que la anterior tenemos ante nosotros la necesidad de reeducar la mirada de los educadores, padres y maestros, una mirada que ayude a que una situación difícil en el aula o en casa  no sea vista como un problema sino como un reto personal o profesional. 
¿Las escuela pública convencional tiene recursos para eso?
– El recurso por excelencia es siempre el maestro: su formación, su dedicación y su entrega. En educación todo gasto hay que mirarlo como inversión. Pero ni siquiera eso te garantiza el éxito: podemos disponer de gran cantidad de medios y recursos (que, por cierto, no suele ser lo más frecuente o generalizado) y no hacer un buen o adecuado uso de ellos. Lo importante no es sólo la espada sino también la mano que la maneja y el corazón que lo sostiene y  por eso intento transmitir a los maestros que el mejor recurso son ellos. La tecnología, por ejemplo, no convierte a un mal profesional en bueno, pero sí ayuda a quien es bueno, a ser un poco mejor. La solución no es inundar los colegios de ordenadores si luego no sabemos qué hacer con ellos.
-Sobre esa disyuntiva actual de deberes sí o deberes no, ¿qué opina?
– Lo primero que le cambiaría es el nombre.Prefiero hablar de "tareas" porque, de alguna manera, los "deberes" nos remiten a algo impuesto desde fuera y que pueden sentirse más como una "obligación externa" que como una "ob-ligación interna", a la que se responde con un consentimiento del corazón. Toda la comunidad educativa tiene que reflexionar serena y profundamente sobre esto. Habría que hacer una reflexión sobre la naturaleza, función, cantidad, calidad y temporalización de las tareas a realizar en casa. Y plantearlas de manera que no sean una fuente de sufrimiento, motivo de conflicto y, ni mucho menos, una carga añadida para los padres. Creo que el tiempo de clase debe aprovecharse en lo que profesores y alumnos deben hacer juntos, para las experiencias, vivencias y tareas relacionales, grupales, de investigación y lúdicas que requieren la presencia del maestro y/o de los compañeros . Y las tareas para casa, en algo que los niños sean capaces de hacer solos.  Lo que no pueden ser los "deberes" para casa es "más de lo mismo" de lo que ya se hace en clase ni una manera enmascarada de alargar o prolongar indefinidamente la jornada escolar.JOSÉ MARÍA TORO. Maestro. Escritor. Formador y conferenciante.
Autor, entre otros, de "Educar con Co-razón" (16ª ed.), "La Sabiduría de Vivir" (3ª ed.), "Descanser. Descansar para Ser" (3ª ed.)  y "Mi alegría sobre el puente. Mirando la vida con los ojos del corazón" (2015) publicados por la Editorial Desclée de Brouwer.
Coautor de: MAESTROS DEL CORAZON. Hacia una Pedagogía de la Interioridad.

Ed. Walters Kluwer.

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