Revista Libros
Nunca me había interesado Amos Oz. Cuando veía un libro suyo en una librería, mi vista no se detenía ni por un momento, continuaba recorriendo, incansable, la estantería a la caza de algo que me gustase. Pero un día, por error, cogí un librito suyo, el que da título a esta entrada y, teniendo en cuenta que era una novela corta, leí la sinopsis, la cual me llamó mucho la atención pues se trataba de una especie de fábula con tintes fantásticos que así, a bote pronto, me recordó ligeramente a la peli de "El bosque" de Shamaylan.
En una pequeña aldea hace bastante tiempo que desaparecieron todos los animales. Todos, todos. Los mayores se niegan a hablar de ello y ante las preguntas de los niños, se limitan a responder que fue la maldición de Nehi y que no deben acercarse al bosque bajo ningún pretexto.Tan sólo un par de adultos muestra sus recuerdos en torno a los animales, pero son mirados con suspicacia por el resto de adultos.Ante esta situación, un par de niños serán superados por su curiosidad y se adentrarán en el bosque.
Amos Oz utiliza una prosa engañosamente fácil que nos ayuda a avanzar rápidamente por la obra, dejando pequeños post-it en el cerebro. Post-it que una vez leídos nos indicarán que la fábula que el señor Oz nos cuenta tiene muchas valoraciones éticas y múltiples puntos de reflexión.Ya desde el primer capítulo nos encontramos con el primero, pues observaremos el miedo a lo diferente, la idea de apartar de nuestro camino todo lo que no es como nosotros, en la figura de Nimi y su relinchitis y, por otro lado, observaremos también el sentimiento de potente exclusión por esta situación. Pero Nimi tiene un secreto y no se deja intimidar. No le importa el rechazo del rebaño, como suele suceder, de hecho, incluso a los animales de esta historia (esos mismos que no aparecen en ella), serán presas de este sentimiento en un determinado momento.Se puede observar también una cierta crítica a la sociedad en sí. Esa sociedad que cierra los ojos ante todo lo que no le incumbe directamente y que prefiere hacer como que no sucede nada, que prefiere vivir una vida a medio gas a una vida con el tanque lleno. Así nos encontraremos con que la inmensa mayoría de los adultos no quiere saber nada de los animales, intenta hacer oídos sordos a la curiosidad de los niños y pensar que todo es como debe ser antes que enfrentarse cara a cara con los problemas e intentar resolverlos por miedo al rechazo.Pero claro, ¿Quién puede acallar dicha curiosidad? Maya y Mati son dos niños que se adentran en el bosque para averiguar que sucede y demuestran su valentía al salirse del rebaño de la gente común. Tienen el valor de pensar por sí mismos. Algo que hoy en día no es fácil de encontrar pese a que pueda parecer axiomático.Y que podemos decir de Nehi, el demonio. Un ser que utiliza su poder para vengarse de la crueldad de los hombres. En parte adoptará algunos de los defectos del hombre, aunque lo justifique en el bien y en la venganza hacia ellos pero, a pesar de esto, no me ha inspirado temor, y junto con Maya y Mati y Nimi, forman un cuarteto que, a mi, me ha parecido encantador.Una novela con un profundo respecto por la ecología y con una enorme carga de esperanza de cambio: Siempre hay que mejorar, aunque sea retrocediendo, pero nunca hay que conformarse con lo que se tiene si es pero de lo que fue. (Entiéndase esta mejora como relativa a los valores humanos, no de forma económica o profesional).
En definitiva, una novela tierna. Con protagonistas infantiles que ofrecen la dosis necesaria de razón.Imagino que no será la obra central en la bibliografía de Oz pero, desde luego, es una excelente novela para aventurarse a leerlo. No defrauda.