Revista Opinión

De Rosa a Rojo: Cuando Masao Adachi Abandonó el Cine Pink por la Militancia Revolucionaria

Publicado el 24 abril 2018 por Carlosgu82

“Apuntar con  una cámara o un arma, no hay  diferencia para mí” Con esta frase describe Adachi su filosofía de considerar el arte y la política como un mismo campo de acción para lograr cambios sociales.  

   Para muchos productores japoneses, el cine Pink significó una manera segura y rentable de obtener grandes ganancias ofreciendo al público cintas de bajo presupuesto cargadas de sexualidad y violencia explícita, por lo que se le suele considerar como el equivalente asiático al cine Grindhouse y de explotación americano.

Este género también destacó por la libertad creativa y técnica que otorgó a los cineastas para realizar películas alejadas de los estándares de la época y mostrar historias de forma experimental con temáticas subversivas y contraculturales.

De esta tendencia cinematográfica surge una generación de directores que enfocaron a los Pink films a la causa política, transformando sus obras en piezas de propaganda, cosa que no preocupaba en absoluto a sus inversionistas y productores, quienes únicamente exigían un metraje de 60 minutos lleno de desnudos y tripas sin importar el argumento.

Entre dichos cineastas destaca Masao Adachi, quien se define así mismo más como un activista que como artista y cuyo inicio cinematográfico fue altamente influenciado por el agitado clima político y social de los años 60.  En esta década Adachi escribió, produjo y dirigió diversos títulos (parte alegorías políticas y parte experimentos visuales) que unían elementos sexuales con teorías revolucionarias y radicales.

Debido a la popularidad y aceptación que empezó a gozar este género en Japón, la comunidad  internacional mostró interés en él y en 1971, la comisión del festival de Cannes organizó un evento con los directores Nagisa Oshima, Koji Wakatmasu y Masao Adachi con la intención de dar a conocer los méritos artísticos de las cintas Pink. Al finalizar el evento, Adachi y Wakatmasu deciden realizar un viaje a Beirut para rodar el documental RED ARMY/PFLP: THE DECLARATION OF WORLD WAR, un metraje de 71 minutos  que retrató las actividades de entrenamiento y preparación llevadas a cabo por el Frente Popular para la Liberación Palestina (FPLP) y el recién formado Nihon Sekigun, mejor conocido como el Ejército Rojo Japonés.

El film no solo representó el compromiso del cineasta con el ideal revolucionario, sino que también lo cristalizó, ya que durante la realización de la cinta Adachi estuvo en contacto con activistas de izquierda japoneses quienes se ofrecieron como voluntarios al FPLP y a otras organizaciones palestinas cuyo intercambio permitió la formación del Ejército Rojo Japonés.

Estas relaciones que formó lo inspirarían tres años más tarde, en 1974, a emprender un viaje en solitario nuevamente a Líbano con la intención de realizar otro documental sobre la organización pero durante este proceso termina abandonando definitivamente su vida en Japón para formar parte de la causa revolucionaria.

Como todo militante del FPLP, Adachi recibió entrenamiento en el manejo de diversas armas y adquirió el conocimiento estratégico necesario para llevar a cabo diversas operaciones; También vivió una vida comunal en campamentos militares y de refugiados donde su instrucción ideológica fue continua.

A pesar de la naturaleza militante de su nuevo estilo de vida, Adachi nunca abandonó su labor de cineasta ni de artista, ya que se desempeñó como organizador en diversas actividades culturales, como es el caso de la conferencia de escritores palestinos y logró rodar metrajes con la intención de realizar documentales y propaganda, pero perdió todo su material en el ataque israelí del valle de la Becá en 1982.

El 15 de febrero de 1997, Adachi fue detenido junto con 5 miembros del Ejército Rojo Japonés al este de Beirut y meses más tarde fue arrestado bajo los cargos de falsificación de documentos y entrada ilegal al país. Cumplió una condena de 3 años y en el 2000 fue extraditado a Japón donde fue arrestado nuevamente por 18 meses por sus nexos con el grupo terrorista y desde entonces se le ha negado la salida del país.

No se sabe con certeza si Adachi participó o no directamente en ataques terroristas ya que él asegura que su principal rol fue el de portavoz para el Ejercito Rojo Japonés, limitándose únicamente a realizar declaraciones y fortalecer la imagen y las relaciones de la organización.

En la actualidad Adachi sigue considerándose así mismo como un revolucionario y continúa dirigiendo películas en Japón, alejadas del género pink pero no de sus convicciones políticas e inquietudes sociales.


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