San Basin y el ciervo.
Biblioteca Nacional de París.
El día de la consagración, con decenas de obispos reunidos, faltó el aceite bendecido, y cayó del cielo un finísimo óleo perfumado que no solo consagró los templos sino que sanó a todos los enfermos sobre los cuales cayó. Una vez dedicadas al culto, se establecieron monjes y canónigos en ellas, que cantaban las alabanzas divinas día tras día, noche tras noche.
Tenía Basin una hija, la princesa Santa Aldegundis (26 de enero y 20 de junio), que había nacido ciega. A los pocos años de la consagración de las iglesias, Aldegundis quiso ir el día de la Natividad de San Juan a su templo, así que tomó un caballo, que resultó ser el más salvaje. Apenas subió a él la princesa, se tornó manso y la llevó a Lys, a la iglesia del Bautista. Entró a la iglesia e inmediatamente comenzó a ver. Luego visitó las demás iglesias para dar gracias a Dios por el milagro, pero cuando entró en la de San Pedro, volvió a quedar ciega. Sólo recuperó definitivamente la visión cuando ofreció al Señor consagrarse toda para Él. Mandó construir una celdilla con una ventanita al altar de la iglesia de San Pedro y allí se encerró como reclusa hasta morir.
Basin fue martirizado degollado poco tiempo después, cuando unos paganos quisieron invadir y saquear las iglesias. Sus súbditos le enterraron en la misma iglesia de San Pedro. Lo más curioso de esta leyenda es que de las tres supuestas iglesias no hay la más mínima traza. Ni datos en libros o crónicas, ni hallazgos en las excavaciones arqueológicas que se han hecho; nada. Si existieron, cosas que muchos ponen en duda, se desvanecieron en el aire hasta los cimientos. Las supuestas reliquias de Basin se veneran junto a las de San Gerulf (25 de septiembre y 7 de octubre, traslación de las reliquias) en Drongen.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo VII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
A 14 de julio además se celebra a Santa Regenuflis de Incourt, virgen.